…de Mario Luis Vigueras Cuellar

Edmundo Valadés en mi vida.

Mario Luis Vigueras Cuellar

Era la hermosa ciudad de Tlaxcala, la Universidad Autónoma de Tlaxcala, la que nos daba la bienvenida a uno de los Encuentros de Investigadores del cuento mexicano, eran sus inicios, allá por el año de 1990, cuando estudiábamos en el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la entonces Universidad Autónoma de Puebla.

            La invitación había llegado de parte de algunos docentes que también trabajaban en la UAP y en la UAT, por lo que el ambiente que se creo fue de total camaradería, debido a que allá la carrera de Letras apenas se iniciaba y sus alumnos eran poco, por lo que nosotros nos sentíamos como en casa.

            El encuentro se llevó de la mejor manera posible, los ponentes una vez terminadas sus exposiciones permitían el acercamiento de los alumnos, fue ahí que tuve la fortuna de conocer y hablar con Edmundo Valadés, una persona sumamente sencilla, cordial en el trato, de voz suave, con mucho sentido del humor y con una sonrisa que aún la recuerdo.

            El maestro Edmundo Valadés, con su plática muy animosa, era de sus vivencias, de sus experiencias, en ocasiones de tiempos difíciles que por sus lejanas tierras tuvo que vivir en carne propia, terrenos secos, en alguna ocasión intentó llegar al extranjero, fue una aventura digna de contarse en algún cuento, donde estuvo a punto de morir asfixiado en un transporte improvisado para llevar personas.

            Por aquellas fechas, todavía soltero, con ganas de triunfar, el conocer a Edmundo Valadés fue para mí, un ejemplo a seguir, conocía poco de su persona, poco de su obra literaria, pero ese encuentro considero que fue primordial para tomarle más gusto al cuento.

            Supe que era el director de la revista «El cuento», y me dijo que si quería, que mandara a ella algunas minificciones, situación que no desaproveché, lo curioso del caso es que perdí la comunicación después de ente encuentro de cuento y no supe jamás lo que pasó con lo que le envié, no había los medios con los que contamos en la actualidad.

            Esas vivencias, con compañeros que teníamos los mismos gustos, me llevaron por esas fechas a hacerme novio de la que se convertiría con el paso de los años, en mi esposa, Mariana Morales Alcántara, esas salidas a Tlaxcala, desde Puebla, esa convivencia, ir al mercado a consumir los platillos de la región, fue el inicio de una nueva vida, que terminaría con un casamiento el 21 de diciembre de 1991.

            Me enteré años más tarde que había fallecido, el 30 de noviembre de 1994, fue una noticia lamentable que se divulgó por los diferentes medios periodísticos y sobre todo de las letras en México, lo que son las casualidades, es en este mismo año, unos días antes, el 1 de noviembre que llega a mi vida una de las fortunas más grandes que podemos tener en esta vida, me convierto en padre de mi primera hija, que lleva el nombre de su madre, Mariana Vigueras Morales.

            Sin embargo el paso del tiempo me lleva por otros caminos, un día, por coincidencias o azares del destino, me doy cuenta de que preguntan por mí, se trata de Alfonso Pedraza, al momento creo que se trata de alguna broma, pero mi sorpresa es enorme al ver que se trataba efectivamente de mí, no había duda, esa persona soy yo, lo había escrito en ese tiempo que lo conocí y que ahora estaba seguro de que algo, tal vez poco, pero él me había evaluado con un «excelente» al poder permitirme estar en su revista internacional.

            Mi alegría creció porque al paso del tiempo, me he convertido en un docente de español, en secundaria y de un docente de Lenguaje e Investigación en el nivel de preparatoria, y por gusto personal, les he dicho a mis alumnos, la fortuna que tengo de haberlo conocido a este genial maestro de literatura mexicana, les hablo de él, con el respeto y admiración que se profesa a un padre, a un gran amigo, les invito a leerlo, les traigo sus lecturas a las clases y trato en lo posible que él siga presente, que no se vuelva como la muerte tiene permiso, que siga presente con nosotros, porque los Sueños son inmortales palomita, porque si algo he aprendido de este genial maestro es que los mejores cuentos salen de las vivencias y que tarde o temprano se pueden volver realidad.

            Por eso y más cuando me hablan del maestro Edmundo Valadés, me llena de gusto y orgullo poder ser parte de este grupo selecto que en alguna ocasión tuvimos la fortuna de encontrarnos en su camino, un camino literario, ser parte de esas coincidencias de la vida o de la muerte.

mario luis

Mario Luis Vigueras Cuellar

Mario Luis Vigueras Cuellar

Mario Luis Vigueras Cuellar

Mario Luis Vigueras Cuellar

Nací en la ciudad de Puebla, el 21 de junio de 1967, soy egresado de la licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, tengo también la Maestría en Ciencias de la Educación, me ha gustado participar en diferentes concursos de creación literaria, recientemente, el año de 2013, me publicaron unos cuentos en España, en un libro de cuentos y relatos, que se llama: Sugiéreme, Relatos y cuentos, I Concurso de Relatos, libros Mablaz, así como anteriormente, he trabajado dentro del periodismo, lo que me ha posibilitado estar en el lugar y el tiempo, exactos, para poder seguir con esta noble labor de escribir literatura.

Anteriormente obtuve reconocimiento honorífico en poesía, para el concurso que realizó la televisora local, TV3 de Puebla,  para el programa Imagen y Palabras, que conducía, Lic. Blanca Lilia Ibarra, por los años noventa.

Publiqué además, junto con otros autores, El Ixmatlachi, leyendas poblanas, de la editorial ACD, por el año 2002.

Finalmente con la actividad de la publicación en España, estoy a punto de terminar una novela que he titulado: Voces en Lucha, que esperaré quien la patrocine.

Mi correo electrónico es: vicuemarioluis@yahoo.com.mx[1]

 


[1] Datos enviados por e-mail por el propio Mario Luis.