Clemente Airó

 

Clemente Airó

(1918-1975)

La vida se nos presenta, constante,

pero en fragmentos, circunscrita

al momento en que vivimos.

El conjunto no se abarca.”

Clemente Airó.

LA VOZ DE UN FORJADOR DE LA NOVELA MODERNA COLOMBIANA

El novelista y crítico de arte Clemente Airó pertenece a la generación más joven del exilio, junto a otros, como Roberto Ruiz, Francisco Fe Alvarez, Ricardo Bastid, Manuel Lamana… Sin embargo, Airó es un escritor muy especial dentro de los del exilio, pues habiendo otros tratados temas de sus países de acogidas, pocos tan plenamente arraigados como el escritor madrileño en la sociedad colombiana.

Clemente Airó nace en Madrid en 1918 y muere en Bogotá el 21 de junio de 1975. Al finalizar la guerra provocada por la rebelión militar del general Franco emprende el camino del exilio, desde 1940 reside en Colombia, donde se gradúa en Filosofía y Letras y donde ha explicado en diversas universidades. Su labor cultural en su país de adopción ha sido notable como crítico y colaborador de periódicos y como fundador y sustentador de la revista Espiral —Revista de Letras y Arte— , que se publica desde 1944 hasta la muerte de su creador. Igualmente crea, dirige y mantiene la Editorial “Iqueima”, de Bogotá, donde aparecieron más de 150 títulos -Ediciones Espiral-, principalmente dedicados a la literatura colombiana contemporánea. Se integra completamente en el país de acogida tal como se comprueba en los temas y personajes de su obras. Airó, perteneciente al grupo de los escritores de la época de “La Violencia”, está considerado uno de los forjadores de la novela moderna colombiana.

Airó tiene una notable producción narrativa y, si bien, también estuvo tentado por el ensayo (Las letras y los días; 1956), publica numerosos cuentos y una importante obra novelística. Entre las colecciones de cuentos señalamos: Viento de romance (1947), Cardos como flores (1955), la segunda edición apareció con el título Nueve estampas de alucinado (1961), 5 y… 7, Cuentos de una misma historia (1967), Donde no canta el gallo y otros cuentos (1973) y Fuera de concurso (1973). En sus novelas Yugo de niebla (1948), Sombras al sol (1951), La ciudad y el viento (1961) y El campo y el fuego (1972), se observa una unidad dada por la constante temática de Airó de presentar al hombre en un marco social y geográfico que le condiciona y su lucha frente a él. En toda su obra novelística late el interés por el concepto existencial del hombre, como una constante en los problemas del mundo moderno, y sus personajes y sus temas tienen una ubicación latinoamericana. La ciudad y el viento, su novela más importante, es una fuerte denuncia social de la corrupción política de las clases dominantes y de la ascensión social mediante la picaresca, la adulación e incluso el delito, al tiempo que clama la soledad del hombre perdido entre la muchedumbre. Airó publica en 1964 un reportaje de viajes con el título Cielos y gentes y póstumamente se ha publicado su última novela Todo nunca es todo (1982). Y siempre, en su largo exilio esperando… “algún esclarecimiento, la luz que necesitaba”[1].

 

 

La calle


… ancha, estrecha, sube o baja plana como regla plana. Recta o curva. Flor que aspira y olvida. Múltiple de brazos, de hojas, de labios. Guarda resonancias, caracola viva. Áspid, vigilante amenaza. Astuta como gato nocturno. Casa paloma. Vamos tú y yo, el obrero, el gerente, el oficinista y el ingeniero. Andan las sílabas del mar humano. La calle tiene pisadas vivas de siglos. Clamores, reclamos. Miradas rodantes y el ruiseñor que perdió la infancia. Ella emboba o despierta. Fuegos fatuos y remolinos de estatuas. La calle conduce al bautismo, a la boda, a la sepultura.

“Torres Romero fue atropellado por una camioneta fantasma después de 56 años de cruzar la calle. El occiso era casado y padre de varios hijos”.

Clemente Airó
No. 30, Mayo 1968
Tomo V – Año V
Pág. 564