Claudicación

A pesar del gran apoyo brindado por sus fieles colaboradores, de los consejos y súplicas del señor Obispo y principalmente de la gran fuerza moral que siempre lo había caracterizado, se encontraba, sin llegar a creerlo aún, en aquella desesperante situación. Inmóvil como una estatua sin atreverse siquiera a dar un paso más, analizaba una y otra vez los motivos que habían de conducirlo a tal catástrofe. Su angustia llegó al límite al dejarse escuchar una voz celestial confirmando el fin:

¡Jaque Mate!

Miguel Ramírez Corzo N.
No. 56, Diciembre 1972 – Enero 1973
Tomo IX – Año IX
Pág. 428