Zend-Avesta

El Avesta

Es una colección de textos sagrados de la antigua Persia, pertenecientes a la religión zoroastriana y redactadas en avéstico.

El Avesta conservado hasta nuestros días es una colección de textos litúrgicos que apenas alcanza la cuarta parte del Avesta completo, tal y como fue compilado en la época sasánida. Una descripción del Gran Avesta, compuesto por 21 nask (libros), se nos ha trasmitido en los libros octavo y noveno del Denkard (enciclopedia de la religión).

Ya en el siglo XIX se descubrió que entre los textos llegados hasta nosotros hay una pequeña parte, que constituye el corazón de la liturgia, escrita en una lengua más antigua que el resto del Avesta. Estas partes son los gathas (cantos), en un tipo de versificación similar a la de los himnos védicos, y el Yasna Haptanhaiti, escrito en la misma lengua, pero en prosa. Estas partes más antiguas se vienen atribuyendo tradicionalmente a Zoroastro, pero la realidad histórica de este personaje es cuestionable y su autoría de las gathas no se ha podido probar.

No hay ninguna edición completa del Avesta. La más utilizada y mejor es la de Geldner, aunque la más antigua de Westergaard es algo más completa, si bien sólo utiliza los manuscritos disponibles en bibliotecas europeas. Traducciones fiables más o menos completas son sólo la de Darmesteter al francés y la de Wolff al alemán. No hay ninguna traducción fiable al español[1].

 

La que discierne


A la cabeza del puente Kinvad, el puente sagrado construido por Mazda, piden para sus espíritus y almas la recompensa por los bienes mundanos a que renunciaron aquí abajo.

Luego viene la bien formada, vigorosa y alta doncella, con los perros a sus lados, la que puede discernir, la que tiene donaire, la que hace lo que quiere y posee elevado entendimiento.

Hace ascender el alma del justo sobre el Haranerezati; encima del puente Kinvad la coloca en presencia de los mismos dioses celestiales.

En el Zend-Avesta
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 460

De Babel


“Y vimos un gran campo y en él vivían hombres; tenían las caras como bueyes, y los cuernos como ciervos y los pies como cabras, y los vientres como ovejas”. Las puertas, dice el ángel, eran “tan grandes como la extensión de oriente a poniente”. En el segundo cielo hay una gran casa con seres vivos, con caras como perros, pies como los de los ciervos, y cuernos como las cabras. Son gente “que construyeron una torre con la intención de llegar al cielo”.

Apocalipsis de Baruc
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 457

Muerte merecida


Se trata de descubrir la muerte que correspondería a diversos personajes. Por ejemplo, la muerte merecida de un gran General… caer al agua y ahogarse por el peso de sus medallas.

La muerte merecida de un individualista: ser aplastado por una muchedumbre que venía en sentido contrario.

Un vegetariano: ser devorado por una planta carnívora.

Alexandro Jodorowsky
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 453

El anuncio


Se trata de inventar falsos “anuncios económicos” para los periódicos: Ejemplos:

“Por capricho vendo todo”.

“Cambio una cosa por otra”.

“Por causa de viaje vendo maleta”.

“Sastre siniestro compra telarañas”.

“Huevo inmenso solicita propagandistas”.

“Cambio colas de piano por patas de palo”.

Etc.

Alexandro Jodorowsky
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 451

La bella esposa


Usted se ha casado; la tontería esta hecha ya; hay que tratar entonces de aprovechar las ventajas. Ocurre que su mujer es muy bella; en cuanto a usted… usted es más bien lo que se llama un monstruo.

Lo que debe hacer es mostrar por todas partes a su bella esposa. Para que todo el mundo se regale con el contraste y piense: “¿Qué tendrá este hombre para haber conquistado a una mujer tan bonita?”
De ahí a querer conocer lo que tiene este hombre no hay más que el espesor de un pensamiento. Esté usted alerta.

Jean Dutourd
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 445

Hijas de Caín


La raza de Caín era una raza maldita; pero sus mujeres eran hermosas… ¿Cómo eran las hijas de Caín? Sin duda tenían esa belleza semidiabólica de las razas oscuras que en ciertas épocas literarias ha sido descrita con tanta elocuencia. Sin duda tenían una cabellera abundante, negra y ondulada, “como la cabellera anguiliforme de Medusa”, y unos ojos verdosos, indecisos, fríos, penetrantes, “humosos”, enigmáticos, bajo unas cejas unidas; y una nariz breve, de aletas movibles y palpitantes; y unos labios un poco gruesos, como una fruta roja partida en dos, fresa o cereza, fruta que es locura y delicia al morder; y unos dientes muy blancos y apretados, centelleantes, duros, crueles; y una sonrisa indefinible, que lo promete todo, que infunde inquietud invencible, que se burla cuando parece que llama; y una lengua ágil, que aparece entre los dientes apenas entreabiertos, y pasa, a veces, por los labios, “haciendo pensar en cosas oscuras y deliciosas”; y un desnudo “semiandrógino”, “adolescente”, de “estatua de palosanto”, con unos senos diminutos y erguidos, terminados “en rubíes, como gotas de sangre”; y unas manos y unos pies de niño, pero manos y pies que saben todas las cosas en la caricia y en la danza; y unos movimientos suaves, “felinos”, ondulantes, como “la oscilación de las caderas de Salomé” danzando ante Herodes Antipas, como las bayaderas javanesas que vio danzar Monsieur de Phocas, acompañando una visión de hachisch; serpentarios como los de la Serpiente del Paraíso, reveladora del Bien y del Mal; sinuosos y equívocos, anguis in herba; y una piel fina, suave y cálida, ardiente como de fiebre, una piel de noche del trópico; y un perfume intenso, “como de animal en celo”, como “de sándalo y canela mezclados”, y todos los aromas de los ungüentos de Esther, y al mismo tiempo, en el fondo, cierto imperceptible hedor de podredumbre de muerte; en una palabra, todas las seducciones, todas las embriagueces, todos los venenos —porque los extremos se tocan, porque la serpiente se muerde la cola— de las últimas decadencias, de las épocas moribundas que lo han agotado todo ya…

Vicente Risco
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 435

Extraña isla


En otra ocasión desembarcaron en un paro de “las más extrañas islas” donde encuentran pájaros que abultan tanto como águilas o grullas, rojos con cabeza verde, que ponen huevos azules y carmesíes. Cuando algunos de los viajeros comen de los huevos, les brotan por todas partes plumas que sólo desaparecen cuando se han bañado.

Aventura de Teigue
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 430

De sueño


—No soy un hombre real. No soy un hombre como los otros, un hombre con huesos y músculos, un hombre generado por hombres. Yo soy —y quiero decirlo a pesar de que tal vez no quiera creerme— yo no soy más que la figura de un sueño. Una imagen de Shakespeare es, con respecto a mí, literal y trágicamente exacta: ¡Yo soy de la misma sustancia de que están hechos los sueños! Existo porque hay uno que me sueña, hay uno que duerme y sueña y me ve obrar y vivir y moverme y en este momento sueña que yo digo todo esto. Cuando ese uno empezó a soñarme, yo empecé a existir; cuando se despierte cesaré de existir. Y soy una imaginación, una creación, un huésped de sus largas fantasías nocturnas. El sueño de este uno es tan intenso que me ha hecho visible incluso a los hombres que están despiertos. Pero el mundo de la vigilia no es mío. Mi verdadera vida es lo que ocurre lentamente en el alma de mi durmiente creador.

Giovanni Papini
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 429

El fascinador


En el año del Señor 1503, noveno año de Federico, Rey de Nápoles y de Sicilia, Elfrida de Monte Salerno, llevando la impiedad hasta el exceso, se jactaba ante todos de poseer el verdadero paraíso y de renunciar voluntariamente al que aguardamos en la vida eterna. Pero, en la noche del jueves al viernes santo, un temblor de tierra arruinó su palacio, cuyas ruinas se han convertido en una morada de Satán, donde el enemigo del género humano ha establecido muchos y muchos demonios que por largo tiempo obsesionaron y obsesionan todavía, mediante mil fascinaciones a quienes se atreven a aproximarse a Monte Salerno, y hasta a los buenos cristianos que habitan en los alrededores.

Jan Potoki
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 418

Extraño parentesco


El rey Mahabal gobernaba una ciudad del Sur, llamada Dhurumpoor. Cierta vez, el gobernante de un país vecino invadió las tierras de Mahabal, forzándolo a huir con su mujer e hija hacia la jungla. El rey Mahabal vagó largas distancias antes de llegar a un villorrio. Dejó a su reina y princesa sentadas bajo un árbol, mientras iba al pueblo en busca de comida.

No había llegado al poblado apenas, cuando una banda de bihls o merodeadores de la montaña, cayeron sobre él rodeándolo. El jefe de ellos ordenó al rey que rindiera sus armas. Este replicó asalteando a los bandidos con docenas de sus flechas. Los bihls respondieron inmediatamente regresando los proyectiles. Finalmente una de las flechas de los bihls golpeó la frente del rey con tal fuerza que éste vaciló y cayó, con lo que los malhechores se apresuraron a cortar la cabeza del soberano.

La muerte del rey hizo que la reina y la princesa huyeran a la selva, donde dieron rienda a su pena golpeándose el pecho y llorando a gritos. Exhaustas y aterradas, las dos mujeres finalmente rodaron por tierra, protegidas sólo una en brazos de la otra.

Ahora bien, el destino quiso que cierto rey Chandrasen y su hijo estuvieran de cacería en aquella selva ese mismo día. Observando las huellas de dos mujeres, el rey señaló a su hijo: “¿Cómo es que se encuentran huellas humanas en una selva tan profunda?” El príncipe las estudió. “Pertenecen a dos mujeres, puesto que son demasiado pequeñas para ser de hombre”, replicó.

“Busquémoslas”, gritó el rey, “te obsequiaré a aquella cuyos pies sean más grandes y me quedaré con la otra yo mismo”.

El rey y el príncipe iniciaron su búsqueda. Siguieron la pista durante algún tiempo, y al fin localizaron a la reina y a la princesa sentadas en un túmulo de musgo. Escoltaron a ambas mujeres a palacio donde, de acuerdo con lo acordado, el príncipe se casó con la reina —sus pies eran más grandes— mientras el rey tomaba por esposa a la princesa, pues sus pisadas eran más pequeñas.

Habiendo terminado este relato, el demonio preguntó: “Su majestad: ¿cuál será el parentesco entre los hijos de ambas parejas?”.

Del Bital Pa.
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 424

Oshidori


Había una vez un cazador y halconero de nombre Sonjo, que vivía en el distrito llamado Tamura-no-Go, en la provincia de Mutsu. Un día salió de cacería, y no hallaba piezas que cobrar. Más de regreso a su casa, en un lugar conocido como Akanuma, pudo ver a un par de oshidori (patos mandarines), nadando juntos en el río que intentaba cruzar. Matar un oshidori no es bueno; pero Sonjo tenía mucha hambre y disparó a la pareja. Su flecha atravesó al macho: la hembra escapó entre la maleza de la cercana orilla y desapareció. Sonjo llevó el ave muerta a casa y la cocinó.

Esa noche el cazador tuvo un sueño espantoso. Le parecía que una bella mujer entraba a su alcoba, se colocaba junto a su almohada y comenzaba a llorar. Tan amargo era su llanto, que Sonjo sentía rompérsele el corazón al escucharlo. Y la mujer decía: “¿Por qué ¡oh!, por qué lo asesinaste? ¿Cuál era su culpa? En Akanuma éramos tan felices juntos… y tú lo mataste… ¿Qué mal te hizo? ¿Sabes siquiera lo que has hecho? ¡Oh! ¿Sabes qué cosa cruel y perversa has hecho?… También a mí me has matado, pues n puedo vivir sin mi marido… A decirte esto sólo he venido…” Y lloró nuevamente con fuerza, tan amargamente que el sonido de su llanto se clavó en la médula de loa huesos del que la escuchaba; y luego recitó entre sollozos los siguientes versos:

Al llegar el crepúsculo
lo invité a volver conmigo.
Dormir sola ahora,
en las sombras de los juncos
de Akanuma… ¡ah!
¡qué miseria innombrable!

Y tras murmurar tales versos, ella exclamó: “¡Ah, tú no sabes —no puedes saber— lo que has hecho! Pero mañana, cuando acudas a Akanuma, lo verás, lo verás…” “ Y así diciendo, y llorando con honda pena, se alejó…

Cuando Sonjo despertó en la mañana, el sueño permaneció vivo en su mente, tanto, que se encontraba grandemente molesto. Recordaba las palabras: “Pero mañana, cuando acudas a Akanuma, lo verás, lo verás…” Y resolvió ir ahí de inmediato, de modo que averiguara si su sueño era algo más que un sueño.

Así que volvió a Akanuma; y ahí, cuando llegó a la rivera del río, vio a la hembra oshidori nadando solitaria. Al mismo tiempo el ave descubrió a Sonjo, más, en vez de tratar de huir, nadó directamente hacia él, mirándolo fija y extrañamente al mismo tiempo. Entonces, con su pico, se rasgó el propio pecho, muriendo ante los ojos del cazador.

Sonjo se rasuró la cabeza y entró a un convento.

Del Yaso Kidan
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 415

La encuesta


Una noche en que Darío no podía dormir, hizo venir a tres de sus guardias de corps, y tras de prometer al vencedor magníficas recompensas les expuso este problema: “¿Qué es lo más poderoso que hay en el mundo? El primero elevó por encima de todas las demás potencias la del vino; el segundo, que era cortesano, la del rey; sostuvo el tercero que la mujer era la más poderosa que el vino y aún que el rey, pero añadió que había algo mucho más fuerte aún que el vino, el rey y la mujer, a saber, la verdad. Darío, lleno de admiración, declaró por vencedor al que lo había formulado.

Alexis Chassang
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 412

Prodigios


En la tercera colina hay una morada de gran belleza, con un muro de plata, donde aparecen dos seres de dorados cabellos con vestiduras verdes. La dama es Veniusa, hija de Adán. El joven que la acompaña, y come una manzana de oro, es Connla. Teige va al palacio y entra, traspone “la puerta con sus anchas hojas y los capiteles de oro bruñido del portal”, y llega al pavimento de mosaico de mármol purísimo, blanco, azul y carmesí. La casa tiene cuatro puertas de oro; en las paredes hay dibujos hechos con cristal y carbuncios. Al otro lado, dentro del palacio, hay un copudo manzano con capullos y frutos. Entran tres pájaros “uno azul, con cabeza encarnada; uno carmesí, con cabeza verde; uno manchado, con cabeza color de oro” y comen una manzana cada uno, y trinan “dulce y armonizada melodía, tanto que los enfermos dormirían a su arrullo”. Las manzanas nutren a los habitantes de la isla. Cleena la rubicunda regala a Teigue una copa de esmeralda que tiene grandes poderes —puede cambiar el agua en vino—. A los viajeros les parece como si la visita no hubiera durado “más de un solo día”. Sin embargo, Cleena les dice: “habéis estado en esto durante un año entero, durante el cual no habéis comido ni bebido, y mientras estéis aquí, no sufriréis frío ni sed ni hambre”. Zarpan los viajeros. Mientras “los pájaros entonaban sus coros para ellos”, y con la música se les alegra el ánimo. Pero, tan pronto como se alejan, un velo mágico oculta al instante la isla.

Howard Rollin Patch
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 414

Osiris


El almaz, antes de entrar en los Elíseos, es presentada ante el sagrado tribunal de Osiris, juez supremo y soberano del infierno, el cual según la conducta, fija el destino. Después de haber sido juzgada por el rey y las sombras, entra esta alma en el lugar de los dolores para purificarse, y según la gravedad de sus faltas se determina la duración de sus penas. Las almas más virtuosas recorren en nueve años, el círculo entero de las expiaciones, y vuelven a subir al Olimpo; pero hay algunas que no se purifican sino después de tres mil años. La serie de las penas con que se castiga al culpado no principia sino después de la disolución del cuerpo; las emigraciones de las almas. Dice Hermes, son numerosas y no todas igualmente felices; las que estaban convertidas en reptiles, pasan a los animales acuáticos; las de los animales acuáticos a los terrestres, y de éstas a los cuerpos humanos. El alma que estando en el cuerpo de un hombre, continúa malvada, vuelve a animar a los reptiles y jamás adquirirá la inmortalidad.

Píndaro y Creuzer
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 409

Cortesía


Sabed comportaros en el mundo.

Si se os ocurre deslizar la mano bajo las faldas de la vecina, con el fin de romper hielo, hacedlo con la suficiente discreción para que su marido no se dé cuenta. Hay gente que es susceptible y a la que esto podría molestar.

Si, por casualidad, la dama pareciera encontrar un poco osada vuestra actitud, explicadle que sois tímido y que tratáis con ello de dominar vuestros complejos.

Si vuestra mano se encuentra bajo las faldas de vuestra vecina con la mano de otro invitado, colaborad cortésmente con él, así como el rey Salomón os lo hubiera equitativamente aconsejado. Entre gentes bien educadas, siempre hay modo de arreglarse.

Leo Campion
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 408

Harem mágico


El lugar es bello y espacioso, no lo hay mejor en todo el mundo; y está todo rodeado por una muralla de oro y azur. Tiene también toda suerte de aves que cantan alegremente, la corriente que lo rodea no se puede pasar sino volando y fluye sobre un lecho de muchas piedras preciosas; hay toda clase de frutos, especias y flores; en el centro hay una fuente que corre en un canal de plata y cristal sobre arena de oro y hermoso árbol rojo del amor está siempre florido… cuando una virgen cruza el riachuelo que brota de la fuente, las aguas son claras, pero se vuelven lodosas para la esposa del Emir, a la que arrojan al fuego. Sin embargo, el Emir hace que sus doncellas pasen bajo el árbol, y aquella sobre la cual cae un capullo se convierte en su dama para el año siguiente.

De Floire y Blancefor, traslado de Howard Rollin Patch
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 402

Odín


Hay en el cielo una ciudad destinada a mansión de los bienaventurados que deben habitarla por todos los siglos; para llegar a ella pasan las almas por un puente de tres colores, construido por los Dioses con más arte que ninguna obra del mundo y que sin embargo se destruirá cuando los ángeles lo pasen a caballo. Sobre el palacio de los Dioses se extiende el gran fresno Idrasil, el mejor de los árboles, y no lejos de allí está el Valhalla, donde las vírgenes llamadas Valkirias dan a beber a los héroes cerveza e hidromiel. Una cabra suministra el hidromiel con tanta abundancia, que todos los bienaventurados tienen continuamente con qué apagar la sed y embriagarse. Al despertar el alba, el pastor Ligur, sentado sobre un collado despierta a los bienaventurados al sonido de su arpa, y pronto el gallo rojo colocado sobre una rama de oro, hace oír su canto matutino, señal de los juegos celestes. Los héroes toman sus armas, entran en la liza y se hacen pedazos recíprocamente, lo que constituye su diversión. Pero llegada la hora de la comida, la liga de Braga los hace volver a levantar: vírgenes rosadas como la aurora curan sus heridas, y pronto vuelven a montar a cabalo sanos y salvos y van a beber nuevamente al palacio de Odín. La carne humeante del jabalí Serimner, que renace bajo el cuchillo que la divide, se sirve sobre discos de escudos, doncellas jóvenes celebran con la lira las hazañas de los convidados, Iduna les distribuye unas manzanas que les conservan en una juventud eterna, mientras que las hermosas compañeras de Friga andan jugueteando alrededor de la mesa.

Recopilación de J. L. Borges y A. Bioy Cásares.
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 395

La frase sabia


Se trata de inventar frases doctorales que no signifiquen nada (en vista de que todo significa algo, quizá las frases terminen por ser muy profundas) Ejemplos:

“Un laberinto es una simple complicación de una línea recta”.

“El fruto de todo trabajo es el trabajo”.

“Si agotamos las posibilidades de acción, suprimimos la acción”.

“El único punto real de una línea es el del medio”.

“Se debe afirmar exactamente lo contrario”.

“Un callejón sin salida tiene más de una entrada”.

Etc.

Alexandro Jodorowsky
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 392

Pecadores


Porque los espíritus de los que sucumbieron a los placeres de los sentidos y de los cuales se han convertido en esclavos, por así decirlo, y que violan las leyes de los dioses y de los hombres a instigación de esos deseos subordinados al placer, esos espíritus, después de dejar los cuerpos, vuelan erráticamente a ras de la tierra y no vuelven a este lugar sino después de muchos siglos de torturas.

Cicerón
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 386

Inversamente proporcional


Un señor utiliza sus energías en coleccionar objetos. Otro decide eliminar los que tiene. Cuando no le quedan objetos materiales, comienza a eliminar movimientos, ideas, recuerdos, sentimientos, que considera innecesarios. Llega a una inamovilidad completa. El coleccionista los recoge para colocarlos en un gran armario entre sus otros objetos.

Alexandro Jodorowsky
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 385

Zadig


Una niña muy rica había dado palabra de casamiento a dos magos, y, después de haber recibido durante algunos meses instrucciones de uno y otro, se sintió encinta. Ambos pretendían casarse con ella. “Aceptaré por marido, dijo, al que me ha puesto en condiciones de dar un ciudadano al imperio”.

—Soy yo quien ha tenido esa suerte, dijo el otro.

—Pues bien, contestó ella, reconoceré como padre del niño al que pueda darle una mejor educación.

Y tuvo un hijo. Cada un de los magos quería educarle. La causa fue llevada ante Zadig. Éste convoca a los dos magos.

—¿Qué le enseñarías a tu alumno?, le dijo al primero.

—Yo le enseñaría, respondió, las ocho partes de la oración, la dialéctica, la astrología, la demonomanía, lo que es la substancia y el accidente, lo abstracto y lo concreto, las mónadas y la armonía preestablecida.

—Yo, confió el segundo, trataría de hacer de él un hombre justo y digno de tener amigos.

Zadig sentenció:

—Seas o no su padre, te casarás con la madre.

Voltaire
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 383