En aquel planeta situado en un confín de la galaxia, hubo preocupación por haberse detectado rudimentarias explosiones atómicas, originadas más allá de Marte.
Se decidió, por tanto, enviar una nave con la misión de capturar un ser tipificado de aquella probable y peligrosa civilización.
Después de larga travesía la nave arribó, sigilosamente, a las cercanías de una gran ciudad. Y tras cuidadosa observación fue capturando, al amparo de la noche, uno de aquellos seres tan parecidos a los mismos expedicionarios y que pululaban constantemente por la urbe.
El regreso tuvo lugar.
Hasta la fecha, los sabios de aquel planeta ubicado en el lindero de la galaxia, no han podido determinar el coeficiente mental, ni la verdadera naturaleza e intenciones del Volkswagen rojo que fue secuestrado de un estacionamiento de la tierra, cierta vez, como a las dos de la mañana.
Jorge Mejía Prieto
No. 56, Diciembre 1972 – Enero 1973
Tomo IX – Año IX
Pág. 451