Para el que no sea matemático, las deducciones de la teoría de la relatividad son incomprensibles; oíd, si no: suponed un hombre viajando a la velocidad de 161,000 millas por segundo; si extiende su brazo horizontalmente, verá que tiene 30 pulgadas de largo; más si lo eleva verticalmente, y si le fuera posible medirlo, comprobaría que se había acortado l5 pulgadas. Si la velocidad aumenta, la contracción será más grande; y si llegase a adquirir la velocidad de la luz, se acabaría toda dimensión, e igualmente se acabaría el tiempo; el viajero que caminara con la velocidad de la luz, no envejecería un segundo, por la sencilla razón de que no ha transcurrido el tiempo.
Pedro C. Sánchez
No. 15, Septiembre- Octubre 1965
Tomo III – Año II
Pág. 196