Otros mundos

Mi madre y mi padre tenían su mundo: “Ahora no, déjanos a papá y a mí solos”. Mis hermanos mayores tenían su mundo también: “Vete, tú no sabes aún de estas cosas”. Los menores se encerraban en el suyo: “¿No te das cuenta? Ya eres muy grande”. Nunca supe cómo era el de aquel que un día me preguntó: “¿Vendrás conmigo, esta noche, a mi departamento?”. Mis amigas: “No tengo tiempo, si quieres puedes venir pero tengo tanto que cocinar, limpiar, cuidar nenes, que apenas puedo conversar”. Después, él: “Por favor, no interrumpas, los libros requieren concentración, si no fracasaré ¿qué me espera si los abandono?”. “Querida, debes ir tu sola, tengo mucho trabajo”. Y …

“Oiga, usted, la que está junto a la reja ¿no me oye?. Venga a ponerse el uniforme”.

María Teresa Florez
No. 73, Julio-Septiembre 1976
Tomo XI – Año XII
Pág. 753