La fuga

Intenta darle vueltas al tornillo de la carátula; resulta inútil, es la obra de un buen relojero. Regresa para escurrirse entre los engranes y espirales mecánicos. Encuentra el brazo del péndulo, se desliza por él. Alguien olvidó cerrar con llave la pequeña puerta interior, no fue difícil abrirla. Y por fin, pudo el tiempo escapar de aquel viejo reloj.

Rafael Zamora Perales.
No. 96, Enero-Febrero 1986
Tomo XV – Año XXI
Pág. 138