El diseñador ha terminado el traje, remata entonces la manga, acentúa el pliegue, un bolsillo comparte su espacio con un encaje, el cuello se disimula tras una banda. El diseñador se frota los ojos bruscamente, luego retoma el lápiz y se dispone a intensificar las líneas. Algo de papel cruje en el acto, el vestido se sacude violentamente, las mangas amenazan la dimensión, parte de la falda parece motivo del aire. Comienzan a surgir entonces la cabeza, las piernas, un brazo queda atascado y se ayuda del gemelo, el diseñador contrae su mano mientras el vestido intenta el último impulso y salta a la velocidad posible de acertar en el último círculo que lo mira.
El diseñador se frota bruscamente los ojos.
Elvira García
No. 91, No. de 20 Aniversario – 1984
Tomo XIV – Año XX
Pág. 396