Muchos de los capotes rusos distribuidos a los menesterosos tienen una pequeña costura sobre el pecho o sobre la espalda. Una pequeña costura redonda que cierra el agujero por donde entró una bala y salió un alma.
Mi capote tiene su pequeña costura precisamente encima del corazón. Y está bien cosida, y el paño es espeso, pero —a través del agujerito que cubre— entra un sutil soplo de aire helado inclusive cuando no hace viento y el sol es tibio.
Y el corazón duele, atravesado por aquel prendedor de hielo.
Giovanni Guareschi. Diario clandestino
No. 142, Enero-Marzo- 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 25