Lilia Morales y Mori

Lilia Morales y Mori

 

Autorretrato Fractal

Lilia Morales y Mori

(22 de febrero de 1946, México D.F) 

Vivió los primeros cinco años de su vida en el Distrito Federal, los siguientes veinte años radicó en la ciudad de Monterrey. A los 25 años regresó a la ciudad de México. Después del terremoto del 85 emigró al puerto de Veracruz permaneciendo en esta ciudad varios años para retornar nuevamente al D.F. Más tarde vivió cinco años en Cuernavaca  y actualmente radica en la ciudad de Toluca.

En su entorno familiar los libros eran la presencia dinámica que le daba vida al lugar favorito de su casa, la sala de lectura, espacio que su padre, gerente de una prestigiosa editorial, procuró dotar de una buena colección de libros. Desde pequeña, a partir de los 12 años leyó con inusual perseverancia tratados de matemáticas, filosofía, ciencia, literatura y arte en general. Se aficionó a tal grado a dichas disciplinas que éstas han sido el sustento intelectual de toda su vida.

A la edad de 10 años sufrió la enfermedad de Huntington, vulgarmente conocida como Mal de San Vito. El diagnóstico no fue nada alentador, ya que se esperaba tuviera trastornos cognoscitivos y psiquiátricos y posiblemente una muerte temprana. Nada de eso sucedió, en cambio durante los meses (casi un año) de la enfermedad y la convalecencia nunca perdió la capacidad de pensar ni de coordinar lógicamente sus ideas. Aunque su aspecto físico, totalmente deteriorado y la imposibilidad de controlar cualquier músculo de su cuerpo hacían suponer todo lo contrario. No obstante dicha enfermedad  la marcó para siempre como una persona solitaria, que conservaría como sus mejores amigos a los libros, con los cuales habría de dialogar cientos de veces en la intimidad de sus pensamientos.

A los 12 años su capacidad creativa se desbordó a tal grado que inició una intrépida carrera desarmando y volviendo a armar cuanto aparato eléctrico o mecanismo de cuerda estuviera a su alcance. Al mismo tiempo iniciaba la escritura de su primer libro que tituló “Apuntes Importantes” donde incluía a manera de un detallado instructivo, las ideas que debía desarrollar. Anotaba con sumo cuidado sus observaciones y dibujaba cada una de las ilustraciones a todo color, diagramas que muy pronto se convertirían en sus primeras invenciones de juegos y modelos matemáticos, que no ha dejado de crear hasta la fecha, suman más de cincuenta los cuales están registrados con copyright en Washington, en la librería del Congreso.

Su libro de Apuntes Importantes, incluía también algunos poemas, breves cuentos y narrativa en general. Su primer poema lo escribió a esa edad, un par de semanas después de haber escuchado y conocido personalmente en el Centro Asturiano Español de la ciudad de Monterrey al gran poeta español Pedro Garfias.

Realizó sus primeros estudios en un colegio católico a lo largo de once años y después de cursar el bachillerato ingresó a la Universidad Autónoma de Nuevo León a la Escuela de Arquitectura donde sólo cursó tres semestres, no obstante de haber obtenido el primer lugar en el examen de admisión y de haberse destacado principalmente en el área de diseño. En 1980 después de haber tenido a tres de sus cuatro hijos, ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de México para estudiar la carrera de Biología en la Facultad de Ciencias. Realizó trabajos de investigación en el Centro de Estudios Nucleares de la UNAM y en el Instituto de Enfermedades Tropicales. Más tarde se desarrolló como investigadora biomédica en el Centro Médico Nacional del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el departamento de Bromatología y Cirugía experimental.

Su primera publicación (1971) fue un breve texto que le publicó la revista “El cuento, revista de imaginación”. Durante sus años universitarios escribió algunas narraciones de ciencia-ficción. La Universidad y el gobierno de Guanajuato le otorgaron el primer lugar en el Certamen Literario de Ciencia-ficción, realizado a nivel nacional, con el cuento “Huka-Yami”. En la revista de divulgación científica de CONACYT, Ciencia y Desarrollo publicó un par de artículos: “La Cuerda Florentina” y “El gran Cubo y las Fiestas de Sike” donde desarrolla conceptos de su modelo matemático sobre Espacios Polivariantes.

Dos terribles circunstancias truncaron por completo su gran anhelo de ser científica. Primero cuando su pequeña hija de apenas tres años y medio de edad enferma de cáncer y después cuando tiene que emigrar a la ciudad de Veracruz a raíz del terremoto. En esa época no había ningún lugar en el puerto donde se ejerciera la investigación biomédica. Durante algún tiempo divagó en diversas actividades, ingresó al Instituto Veracruzano de Cultura como coordinadora de los talleres literarios en la Casa Salvador Días Mirón, donde también impartió un taller de teatro infantil. Su peculiar espíritu versátil la llevó incluso a formar parte de un grupo de teatro y sin proponérselo pronto se vio involucrada en una obra teatral (El sueño de los peces) en la cual representó el papel protagónico. Después de presentarse en el teatro principal de la ciudad y en otros escenarios, fue invitada para actuar en las obras “Rosa de dos aromas” y en “Vida y Música de Agustín Lara”.

Declinó ambas invitaciones y en la soledad de su estudio, en un departamento frente al mar, inició la escritura del poema RABORÁ el cual concibió como un homenaje a los poetas malditos. En ese tiempo también escribió un cuento para niños “Los colores del Arco Iris” y una narración para adultos “El mural de la cantina”, así como otros poemas que representaron su producción literaria de esa época, ya que la mayor parte del tiempo lo dedicó principalmente a la invención de juegos y modelos matemáticos entre los que destacan:

El Ajedrez Topológico. La Cuerda Anudada en el Espacio. Módulo 16, e Hipercubo, el cual subtituló “Apuntes sobre los cortes tridimensionales del cubo y los juegos derivados de su funcional estructura”. Para explicar la construcción y desarrollo del Hipercubo, escribió un libro con detalladas y precisas instrucciones con las cuales era posible crear infinidad de superficies a partir de un cubo. Incluso desarrolló una fórmula matemática que dice: “Cuando el número de cortes tridimensionales de un cubo es infinito, su superficie tiende a cero”. El libro se encuentra en Washington en la Librería del Congreso donde puede ser consultado el original.

Durante su estancia en Veracruz, publicó algunos dibujos, poemas y cuentos en varias revistas y periódicos. También participó en un par de Exposiciones Colectivas de Pintura.

Meses después ingresó a la revista Fases como coordinadora editorial. Escribió un par de ensayos que fueron publicados en la misma revista: “Cuadrados mágicos y diabólicos” y “El 9, ese número misterioso”

A la edad de 46 años regresa a la ciudad de México. Trabaja un par de años en la Fundación Arturo Rosenblueth en el área de computación y diseño. A los 48 años funda un centro de capacitación e investigación para el Desarrollo de las Habilidades del Pensamiento. Durante un par de años viaja impartiendo capacitación en diferentes empresas. Ese mismo año ingresa al movimiento de Poesía Visual llamado el No-Grupo. En 1996 participa en la V Bienal Internacional de Poesía Visual Experimental donde expone una instalación. Uno de sus poemas visuales fue seleccionado para la Antología Poética Conmemorativa que se publica en Italia. Un par de meses después se escenifica su poema RABORÁ en el Museo Universitario del Chopo y en la Casa de Cultura Sinac.

A los 49 años la invitan a un casting para conducir un programa de televisión para la telepreparatoria rural en el área de matemáticas. Gana el casting y se desempeña durante ocho meses en dicho proyecto televisivo. Justo el mismo día en que cumple cincuenta años presenta su primer libro de poesía “Oráculo” en el Museo José Luis Cuevas. La obra poética construida a partir de un modelo matemático es un generador de miles de “poemas oraculares”. Otra circunstancia particular de este libro es el hecho de estar acompañado de un hermoso y complejo juego de tablero impregnado de símbolos y reglas particulares que distinguen al ganador de la contienda con la obtención de su propio poema oracular.

En el 2000 viaja a España con la intensión de permanecer un año en Barcelona para escribir su novela Sincronía, fatalmente un día antes de salir sufre un asalto en el que es despojada del dinero y los documentos del banco. Sólo puede permanecer en Barcelona un mes, tiempo suficiente para elaborar la estructura general de la historia e iniciar los primeros capítulos. En noviembre de 2012 inicia la publicación de la novela por entregas en la red.

En el 2005 es ponente en el Congreso Transhumanista TransVision2005 en Caracas, donde presenta uno de sus modelos matemáticos, “Operación Minotauro”, proyecto experimental en robótica que plantea la posibilidad de establecer conductas básicas de aprendizaje, conciencia y creatividad.

A partir de esa fecha no vuelve a participar en ningún evento público. Se aparta de la vida “real” e inicia una profunda relación con el mundo virtual a través de Internet. En el 2010 diseña la portada para la novela de ciencia-ficción “Alfa Centauri”, del escritor italiano Marco Santini, al mismo tiempo que realiza la traducción del inglés al español, de dicha novela.

En el 2010 adquiere la nacionalidad española de origen de la región catalana con el nombre de Lilia Morales Mori

En los últimos tres años ha realizado y publicado en YouTube 16 videos elaborados con sus diseños fractales e interfractales.

En agosto del 2013 publica en internet su primer libro electrónico. “Espejismo Fractal” con una recopilación de su obra poética, cuento y ensayo. La edición electrónica del libro “Oráculo, el Juego de las Sentencias” estará disponible en internet en un par de meses.

Actualmente continúa escribiendo la novela Sincronía y un e-book titulado “Hacia la Creatividad Cuántica”. Mantiene en constante actualización ocho blogs, principalmente de carácter literario y de divulgación científica[1].

 

 

 


[1] Biografía enviada por la propia Lilia Morales y Mori por e-mail.

Todo eso era yo

Era un día caluroso, sólo se veía un árbol en la lejanía, yo lo veía desde aquí, el árbol no tenía hojas, sus ramas en formas caprichosas estaban quietas y silenciosas.

Yo no sentía miedo ni pena, sólo lo miraba como quien se ve en el espejo a través del tiempo, ¡con asombro!

Yo también estaba quieta, me sentía muy pequeña, muy lejana, no hablaba, ni siquiera pensaba.

Yo era parte de aquel día caluroso, de aquella lejanía, de aquel árbol sin hojas, de aquella quietud silenciosa.

Todo eso era yo, porque yo ya estaba muerta.

Lilia Morales y Mori
No. 47, Julio-Agosto 1971
Tomo VII – Año VIII
Pág. 207