Vestido de negro con sombrero de copa y bastón salgo a la calle donde todos se inclinan a mi paso.
Nadie sabe que soy la muerte.
Enamoro una mujer. La llevo a mi habitación y hacemos el amor.
Al día siguiente me visita. Coloca flores sobre mi tumba y llora largamente.
Julio C. Sánchez
No. 85, Enero-Febrero 1981
Tomo XIII – Año XVI
Pág. 523