El asilo

De repente me topo con Ángeles en los mercados, canasta al brazo, colectando mendrugos, frutas, huesos todavía con pellejos y grasa. Sus perros, como de alambre y hojalata, se tienden y enroscan a nuestros pies.

Les pregunto sobre el viejo de Dios, si todavía vive; si todavía arroja escupitajos en un bote oxidado.

Me dicen: ya nada más está sentado, envuelto en frazadas, tiritando al rayo del sol. Me dicen: Vaya a verlo. Me insisten en el día y la hora. Les doy largas. Les respondo: No es muy tentadora la idea de ir a oírle los trabajos que pasó para crear los mundos. Me da la misma impresión que una gallina al poner su huevo, por el alboroto que arma… O la forma tan audaz y temeraria que empleó para sofocar la rebelión de los otros ángeles… Ellos están de acuerdo. Asienten con sus cabecitas medio calvas y sólo comentan: Ya chochea… —Pero —añaden—: ¡Si usted viera el brillo de sus dos ojillos perdidos entre miles de arrugas cuando amenaza con crear nuevos seres. ¡Oh, es algo terrible, de no soportarse!… Así: de no soportarse… Cuando esto pasa —me dicen, bajando la voz—, lo izamos con todo y silla. Lo llevamos a su cuarto. Damos dos o tres vueltas a la llave. Y ahí permanece, a pan y agua, durante una semana. O más. Hasta que no se llena de hipos y suspiros y comienza a gimotear muy suave, muy lastimeramente, (con decirle que estos perros se espantan), nombrando a un tal: “¡Adán!… ¡Adán!… ¡Adán!…”, lo sacan…

Florentino Chávez
No. 61, Octubre-Noviembre 1973
Tomo X – Año X
Pág. 207

De suicidios

Las más grandes y populosas urbes del mundo se hallan, al fin, sumidas en un silencio profundísimo; inusitado: Ni ruido de herramientas en sus casas, ni sonidos de pasos o de máquinas en sus calles. Como si sus paredes y muros, esquinas y jardines se hallaran a prueba de ruidos. Como si algo, algún aparato potentísimo, desde cierto lugar, absorbiera todo lo que perturbara el profundo y hondo silencio de sus edificios y arterias…

Según estadísticas, el porcentaje más alto de suicidios es causado por el profundo silencio circundante.

Florentino Chávez
No. 61, Octubre-Noviembre 1973
Tomo X – Año X
Pág. 200

Instantánea

Tengo perfectamente enfocado al Moisés en mi Yashica, mas veo cómo se levanta de su asiento; veo cómo se incorpora, cómo arroja lejos las tablas de Sainaí, cómo se le hunden lentamente los cuernos en la frente y cómo, poseído de sí, tomando un cincel, se pone a esculpir a Miguel Ángel

Florentino Chávez
No. 61, Octubre-Noviembre 1973
Tomo X – Año X
Pág. 194

Elegía

Tú una mame. Una tzetzal. Una otomite. Una pame.

Tú el cerro de la estrella y la laguna de lagartos…Palenque en tus hombros. Ocoxingo en tus rodillas. La isla de Jaina en tus pestañas. El Tajín en tus vértebras. Uxmal como una arracada en tus orejas. Bonampak descansando en tus senos. Mitla en tus negros cabellos. Tula asentándose en tu ombligo. Monte-Albán recortando tu rostro. Y ve: La gran Tenochtitlán refulgiendo en tu frente… ¿Y con todo eso, amor mío, aún piensas dedicarte a la pintura?

Florentino Chávez
No. 61, Octubre-Noviembre 1973
Tomo X – Año X
Pág. 174

La misiva y la rotonda

“IMPRESIONANTE, en sumo grado, resultó el desfile en honor del Traidor. Todos los países que sostienen amistosas relaciones y vínculos de solidaridad con el nuestro, enviaron sus respectivos embajadores y cónsules, mismos que depositaron gravemente sus ofrendas florales e hicieron guardia en el hemiciclo al Canalla”…

Tal es el recorte, que te envío, de una de las crónicas periodísticas de este país en el que elevan estatuas a los déspotas, conmemoran los natalicios de los tiranos y erigen rotondas a todos los hombres vascas de la humanidad.

Sus calendarios giran festejando la quema de la biblioteca de Alejandría, la traición de Judas o la matanza de Cempoala. Sus vacaciones se inician con el aniversario de la inauguración de los primeros hornos cremáticos y los bombardeos sobre Hiroshima y Nagazaki. Sus días de júbilo nacional conmemoran el inicio de la Inquisición, Gestapo, C. I. A. o F. B. I. Es famoso su carnaval con ocasión de la conmemoración del primer bombardeo sobre Viet-Nam…

Aunque también tienen sus días de duelo nacional: Luto por la abolición de la esclavitud; banderas a media asta con paños negros, al llegar un año más de la proclama de los Derechos Humanos; campañas a duelo lamentando el atentado contra Don Corleone o la desintegración de la Mano Negra.

Algo que te dirá más que todas mis diapositivas y films será lo siguiente: sus instituciones religiosas y docentes ostentan nombres tan sugerentes como: “Central Universitaria Cayo Julio Calígula — Instituto de Investigaciones Científico-Pacíficas Harry S. Truman — Centro de Relaciones Interhumanas Adolfo Hitler — Catedral del Iscariote — Arquidiócesis de Nerón — Templo 666”…

Hace unas horas me hallaba sacando unas fotografías al grupo esculpido en bronce en honor del Verdugo Desconocido.

Antes de marcharme atenderé la recomendación del departamento de turismo, misma de los cicerones y habitantes todos, de visitar la Rotonda.

Me dicen que la atmósfera que rodea a aquellos inquisidores, traidores, filicidas, déspotas y canallas que en ella figuran, es de lo más emotivo e inolvidable de este mundo…

Los souvenirs son una sorpresa más.

Martes en el aeropuerto.
Saludos.

Florentino Chávez
No. 73, Julio-Septiembre 1976
Tomo XI – Año XII
Pág. 779

La ciencia de los chícharos

MENDEL, con chícharos descubre las ocultas veredas de la herencia. ¡Con chícharos! …El grano de café, la albahaca, la coliflor, el azafrán o el perejil, pueden cubrir el mundo como acero; o conducirnos a elaborar tesis muy semejantes a las de la relatividad: ya una manzana nos instruyó acerca de la gravitación sideral.

Más nosotros atravesamos por entre prodigios que un niño descubrirá mañana. Nosotros, ciegos, caminamos por entre lo nuevo como un buey entre la alta hierba.

Y así ha sido.

Ya el Cro-magnon arrastraba su macana por entre el origen de la radio y de la rueda. Sobre sus velludos muslos golpeaban la montaña, la energía atómica, la Monnalisa, el David, con el roce del aire.
Nosotros, al tomar el teléfono o al encender el auto; al accionar la pala mecánica, los manubrios de la motocicleta, estamos también tocando las leyes de la resurrección, estamos también apretando los orígenes de la inmortalidad, rozando los principios de la divinidad… ¡y no lo conocemos!

—¡Lleve su ramito de perejil! —concluía triunfante, rodeado de una escamosa barda de pescados, un hombre de negros bigotes, en el mercado.

Florentino Chávez
No. 73, Julio-Septiembre 1976
Tomo XI – Año XII
Pág. 720

Florentino Chávez

 

Florentino Chávez

¿Quién es él? De condición ciudadano y de convicción docente y creador y poeta. Nacido en nuestra ciudad en 1942. Con una cantidad mayor a la decena de libros (poesía y narrativa) en su haber. Pluma itinerante que conoce su propio conflicto ético y estético, que no desdice el recorrido de su inicial naturalismo a la predilección de la finura evocativa que provoca la imagen. Incertidumbre, evanescencia, la mirada de soslayo y el asombro salvaje, la ficción y la pugna con el lugar común de la realidad aparente… es lo que, como mínimo, se ha dicho de su obra. La búsqueda del aforismo del instante narrativo a partir del regionalismo diletante.

Hombre de historias, con timbre de voz terso y enjuto: camina en mitin, hacia 1965, al lado de Efraín Huerta, Thelma Nava, Alejandro Aura, Andrés González Pagés, Pablo Cabrera, Felipe Koh Canul…; camina jubilado (de júbilo) tras veinte años de servicio académico enla UAQy con la implacable realidad manifiesta del saberse añejo; camina laureado con la presea “Germán Patiño Díaz” en aquel tan cercano 2005, año en que, a iniciativa de Miguel Aguilar Carrillo, le fue reconocida su trayectoria como profesor y poeta; camina y cuestiona duramente, en ese mismo año, a la organización e invitación parcial que se hizo a los autores queretanos para asistir a presentar libros en la XXVI Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería: “los organizadores no tienen ni idea de los que es una Feria Internacional” comentaba al conocer el programa de la feria. Camina. No tarda en llegar al café de siempre, del fondo.

Recuerda que hace casi cuatro años le profería a Alejandro Guillén León, en entrevista para BARROCO (Domingo 27 de febrero de 2005), que “la poesía no está explícita al poema o a la letra impresa, es vital, anda por las calles, anda desnuda, anda en discos sencillos”. En entrevista realizada, unas horas después de la toma de posesión de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos, para el autor de Bitácora de albatros “hace cuatro años todavía teníamos a Bush… afortunadamente hoy lo despedimos, aunque la mayoría de esta generación está como él: sin empleo”. Revira hacia la creación y sentencia: “en la poesía, tal vez allí llegó mi creación, en esa época. Ya a partir de esa época lo que he estado haciendo es reescribir, borrar, corregir… creo que es importante ser ante uno mismo. Pero ya que eres, la única forma de seguir siendo es hacer bien las cosas. Creo que la escritura cada vez te invita a que realices con mayor calidad el oficio de la creación”.

“Hay una etapa que es la más rara de la creación, pero también la más fácil, Cuando estás en ella es lo normal, pero una vez que desafortunadamente sales de ella no siempre se mantiene la creación. Suceda por medio de pequeños vestigios y señales, más o menos como el nacimiento de una flor. Una vez que sucede hay que trabajar”.

El título de su nueva obra El tiempo esteta y las florecillas del trébol (Fondo Editorial de Querétaro, 2008) seguía siendo un enigma para su propio autor: “yo me enteré de la aparición de este nuevo libro el domingo; yo pensé que ya no salía por la reducción de los presupuestos. Este trabajo desde que lo entregué no lo he vuelto a ver, ni para su corrección”. Pero desvela la inclusión de la entidad fundadora: “creo que el personaje es el tiempo y el espacio, es el aquí pero de varios atrases, porque son diversas las voces que se congregan para testimoniar el lugar desde distintos ángulos, y esa es la temática: el lugar y los espacios”:

El recorrido por dichos espacios abiertos, cerrados, húmedos y secos, un hábitat imaginario donde radica “envuelta la ciudad en sombras siderales, como si nunca más fuera a amanecer”, donde “yace la ciudad ensamblada en los pórticos de la noche virreinal”, de la soledad del desierto hacia la apertura del mar, es para su autor “una forma de volar para los de Tierra Adentro, añoramos demasiado el mar o, cuando menos, estamos navegando mentalmente, eyaculando en el mar, dentro del mar de la relación amorosa”.

En El tiempo esteta… su autor dispone “textos dispersos que corresponden al principio de lo mismo, la identidad de la región, con excepción del último. El tiempo me dio la impresión de que era un esteta sin compasión, sin piedad. Yo veo a una amiga después de algunos años y me dice: ‘¿no te acuerdas de mí?’, el tiempo me revela a alguien que conozco pero también que desconozco… pero el tiempo esteta es también un gran cirujano que nos purga las heridas”.

Los personajes que dilapidan encuentros y situaciones en El tiempo esteta… “son tan al margen de la historia, no tienen nada que ver con la hoja de la sección de sociales ni con posturas académicas, es gente aparentemente sin historia, ágrafa, del pueblo pero urbana”. En otros casos las situaciones urbanas donde convergen estos personajes, que existen en la memoria y en el tiempo recobrado, evocan las constantes polémicas entre lo tradicional y la alteridad del personaje ajeno, inserto por consecuencia y marginal por convicción (“Transpiro interrogantes incógnitas, propias del eterno estudiante: Uno fuera de las aulas, es un extraño en sí mismo”).

Nuestro entrevistado recula la postura y reconoce al icono “no hay comparación entre lo que hizo Francisco Cervantes y lo que hacemos el resto, precisamente hace cuatro años le dije a Alejandro: ‘A ver si ahora que ya no está Pancho nos voltean a ver’ (ríe); Pancho era una creador universal; yo me quedo aquí en la región”. Y ante la figura del monolito, nuestro entrevistado asevera: “No va por ahí la competencia, no hay riña. El buen creador no te hace sombra, al contrario, te ilumina, te marca el camino aunque no lo creas o lo veas, y no es porque el gran creador lo quiera marcar, sino que obedecen fielmente a ese espíritu que lo rige, como Cervantes, como Paz, como Fuentes…”

A las generaciones emergentes de nuevos creadores “no les hace falta acudir a la influencia, con ellos mismos se bastan, los textos que he leído de nuevos creadores gozan de una combinación espiritual muy rica, muy variada, desde todas las vertientes del arte… anda muy bien la generación”, apunta.

Sabedor de su tiempo, de su memoria, de su espacio, el autor revela: “la poesía se consume en dosis casi de arsénico, casi milimétricas… por algún tiempo sentí que la literatura era lo más natural en la vida, pero no lo es tanto. Escribir ya es una de las artes más tardías, estamos en el crepúsculo de la hoja manuscrita, donde los tirajes no deben de ser ya tan voluminosos”.

Se le pregunta: ¿Se vive de la poesía?, lacónico contesta: “se vive en, por y para la poesía, pero no todos podemos ser estrellas, en la poesía necesitas, como en el fútbol, un representante… si no, ¡ni los Gallos Blancos te vienen a buscar!”

El esteta es Florentino Chávez y El tiempo esteta… es el tiempo recobrado de Florentino Chávez, ilustre en fondo y forma, lúcido de tiempos y espacios: “¡Si existe el infierno, es…. de chile! Desde entonces juró que en su vida, volvería a trabajar con sus manos. Y lo cumplió”.[1]