El famoso escritor hojeó su correspondencia: Una carta le comunicaba que pondrían su nombre a un festival, otra que le plagiaron el nombre de su mejor obra, y otra más le decía que se haría otra película rusa de su novela; esta carta mencionaba otra edición pirata de esa novela cumbre y aquella otra que se haría la traducción en el idioma oficial de Biafra, de la totalidad de su obra. Se le notificaba otra vez —la enésima— su excelsitud literaria y que se organizaría otro concurso acerca de su vida y obra.
Halló el escritor famoso una carta distinta: le pedían un cuento breve y le ofrecían quinientos pesos por ese cuento si cupiera en una cuartilla, pero que le pagarían el doble si cupiera en la mitad y el cuádruplo de quinientos si el cuento breve cupiera en la cuarta parte; y así sucesivamente hasta… ¡El millón de pesos si el cuento cupiera u ocupara en una sola palabra…!
El Manco de Lepanto sonrió envanecido y avariento, tomó una hoja y firmó: CERVANTES.
Jorge Fuentes
No. 66, Agosto-Septiembre 1974
Tomo X – Año X
Pág. 762