La letra

Escribo enanos. Cada letra es un enano que salta y agrede mi personalidad y va creciendo como… ¿cómo? No se. Pero algo pasa que no entiendo y el enano se vuelve enigmático, y sus ojos se tornan de infantiles en fanales de prodigioso niño malévolo, niño maligno, como engendro siniestro, y crece sin crecer, creciendo como si nadie pudiera detenerlo, y de alguna parte rara, rarísima que nadie se explica, toma una pluma y comienza a escribir sin hacer letras, sino líneas de dibujo; hace unos trazos que parecen letras pero no son, sino que, angustiosamente veo que de las líneas, se va formando una figura que se parece a mí, que soy yo… que…

Raymundo Rubio Vega
No. 87, 1981
Tomo XIII – Año XVII
Pág. 733