Herbert Allen Giles

Herbert Allen Giles

Herbert Allen Giles

 

Era un diplomático británico, sinólogo y profesor de chino. Giles fue educado en la escuela Charterhouse antes de convertirse en un diplomático británico en China. Se modificó un sistema de romanización Chino Mandarín anterior establecido por Thomas Wade, lo que resulta en el sistema de romanización del chino Wade-Giles ampliamente conocida. Entre sus muchas obras eran traducciones de Confucio, Lao Tzu, Chuang Tzu, y en 1892 el primero publicado extensamente diccionario Chino-Inglés.

Herbert A. Giles fue el cuarto hijo de John Allen Giles, un clérigo anglicano. Después de estudiar en Charterhouse, Herbert convirtió en un diplomático británico en China. También pasó varios años en el Fuerte Santo Domingo en Tamsui, Taiwán. Él era el padre de Bertram, Valentine, Lancelot, Edith, Mable, y Lionel Giles. En 1897 Herbert Giles se convirtió en el segundo profesor de chino designado en la Universidad de Cambridge, en sustitución de Thomas Wade. En el momento de su nombramiento, no había otros sinólogos en Cambridge. Por lo tanto, Giles era libre para pasar la mayor parte de su tiempo entre los antiguos textos chinos antes donados por Wade, publicando lo que traduce lo que él escogió de su lectura ecléctica en la literatura china.

Giles recibió el premio Prix de St. Julien de la Academia Francesa en 1897 por su Diccionario Biográfico chino. Dedicó la tercera edición de Historias extrañas de un estudio chino en sus siete nietos, pero al final de su vida estaba en buenos términos con el único de sus hijos sobrevivientes. Un agnóstico ardiente, él también era un masón entusiasta. Él nunca hizo un compañero en una de las universidades constitutivas de la Universidad de Cambridge, a pesar de ser un profesor universitario de 35 años. Finalmente se retiró en 1932 y murió a los noventa años[1].

 

[1] http://centrodeartigos.com/articulos-educativos/article_6116.html

La discípula

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La hermosa Hsi Shih frunció el entrecejo. Una aldeana feísima que la vio, quedó maravillada. Anheló imitarla, asiduamente se puso de mal humor y frunció el entrecejo. Luego pisó la calle. Los ricos se encerraron bajo llave y rehusaron salir, los pobres cargaron con sus hijos y sus mujeres emigraron a otros países.

Hebert Allen Giles. Chuang tzu (1889)
No. 25, Agosto 1967
Tomo IV – Año IV
Pág. 663