Miedo

—La vibración de la luz, la impresión de un momento diabólico. ¡Pánico! Sí, esto es lo que el artista representaba en este cuadro con rápidas pinceladas el orador oficial seguía en su discurso rodeado de colores, artista y críticos, sobre todo críticos de arte.

—¡Pánico! Que sabrás de pintura —la voz provenía de la parte izquierda del salón; todos se dieron vuelta, pero ya no se veía ni escuchaba nada.

La sala estaba decorada en un exquisito gusto florentino; de las arcadas superiores pendían caireles del bajo renacimiento y más abajo aún, como una ofensa, el saco gastado y brilloso de Amadeo Polarín que permanecía sentado sobre los finos mármoles de la escalera; sus ojos trataban de romper los sobrios colores de la gente amontonada delante de su obra.

Los críticos más avezados no dejaban de elogiar la pintura de Amadeo Polarín, que seguía allí escondido y murmurando: —Son unos miopes.

Los “entendidos”: —Es el impresionismo de principio de siglo.

Un periodista: —Lástima que no está aquí el autor. ¡Miren ustedes las grietas de esas paredes, los chicos corriendo con ese miedo que nos llega a nosotros!

Un periodista de arte del diario Clarín agregó: —Es más espantoso que Guernica, por algo le dieron el primer premio.

—Fue el pintor de los últimos años que con más fidelidad interpretó el miedo en colores y formas impresionistas —dijo otro, casi gritando.

Abajo, Polarín hablaba en voz baja: —Qué torpes, ¿yo justamente interpretar el miedo? —elevándola a medida que sus nervios le aumentaban la rabia. Rabia que estalló de golpe y parándose en medio del salón: —¡Pero ustedes son ciegos! —y agarrándole la mano a un periodista prosiguió haciéndole señalar su cuadro —Ustedes, expertos en arte, que vieron grietas en las paredes, miedo en la gente, que no es más que el miedo de ustedes, pasaron inadvertidos los ojos de esta chica que está sobre la ventana. ¡Fíjese, fíjese en el celeste de estos ojos!

Nuria Pérez
No. 62, Diciembre 1973 – Enero 1974
Tomo X – Año X
Pág. 327

Miedo

—La vibración de la luz, la impresión de un momento diabólico. ¡Pánico! Sí, esto es lo que el artista representa en este cuadro con rápidas pinceladas —el orador oficial seguía en su discurso rodeado de colores, artistas y críticos, sobre todo críticos de arte.

—¡Pánico! Qué sabrás de pintura —la voz provenía de la parte izquierda del salón; todos se dieron vuelta, pero ya no se veía ni escuchaba nada.

La sala estaba decorada en un exquisito gusto florentino; de las arcadas superiores pendían caireles del bajo renacimiento y más abajo aún, como una ofensa, el saco gastado y brilloso de Amadeo Polarín que permanecía sentado sobre los finos mármoles de la escalera; sus ojos trataban de romper los sobrios colores de la gente amontonada delante de su obra.

Los críticos más avezados no dejaban de elogiar la pintura de Amadeo Polarín, que seguía allí, escondido y murmurando: —Son unos miopes—

Los “entendidos”: —Es el impresionismo de principio de siglo—

Un periodista: —Lástima que no esté aquí el autor.  ¡Miren ustedes las grietas de esas paredes, los chicos corriendo con ese miedo que nos llega a nosotros!—

Un periodista de arte, del diario Clarín, agregó: —Es más espantoso que GUERNICA, por algo le dieron el primer premio—

—Fue el pintor de los últimos años que con más fidelidad interpretó el miedo en colores y formas impresionistas— dijo otro, casi gritando.

Abajo, Polarín hablaba en voz baja: —¡Qué torpes! ¡Yo justamente interpretar el miedo! Elevándola a medida que sus nervios le aumentaban la rabia. Rabia que estalló de golpe y parándose en medio del salón: —¡Pero ustedes son ciegos! —y agarrándole la mano a un periodista, prosiguió, haciéndole señalar su cuadro:

—Ustedes, expertos en arte, que vieron grietas en las paredes, miedo en la gente que no es más que el miedo de ustedes, pasaron inadvertidos los ojos de esta chica que está sobre la ventana. ¡Fíjensen, fíjensen en el celeste de esos ojos!

Nuria Pérez
No. 64, Abril – Mayo 1974
Tomo X – Año XI
Pág. 563