Biometría hemática

La danza empezó: Las células americanas desintegraron gran parte de las células rusas; entonces los linfocitos negros empezaron el plan de ataque contra los eosinófilos güeros y se produjo una seria infección.

Los metamielocitos de ojos rasgados iniciaron la ofensiva contra los leucocitos germanos que estaban impidiendo el paso de la hemoglobina. Como era natural; el área Sud y Centro americana aprovechó el desconcierto y empezó a subir cautelosamente.

Se llegó a estabilizar la tensión sanguínea y a combatir la infección por medio de cápsulas de napalm y bombas de penicilina.

Como todo fue paz a partir de entonces; se unieron todos los contingentes y mandaron cohetes con radiaciones hacia las otras galaxias y cuerpos celestes.

Las estrellas más lejanas y también las más cercanas, contestaron con lo suyo.

El Cuerpo Macroscópico de Dios: El Universo, sintió dentro de sí todo el dolor de su creación y lloró.

Flor María Novoa Zazueta
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 108

Saudade

Y entonces, me perdí; pero no —oiga usted—, no crea que fue una perdidita chiquita. ¿Cómo le explicaré a usted? Se imagina una cabeza transistorizada, ¿verdad? Imagine a los transistores del lado izquierdo, los que tienen letreros que dicen: FANTASÍA, EVASIÓN, EVOLUCIÓN, CABALLOS SENTADOS COMIENDO EN EL VIPS, MARIPOSAS MULTICOLORES VOLANDO DENTRO DE LOS ROPEROS, MESAS CON FLOREROS NADANDO EN LAS ALBERCAS, en fin, usted me comprende, todas esas insubstanciales minucias que hacen trabajar a los transistores del lado opuesto a los que tienen esos aburridos letreros que dicen: TRABAJO, COMPROMISOS, OBLIGACIONES, HIPOTECAS, COLEGIATURAS, TRABAJO SEDENTARIO A HORAS FIJAS. Bueno, pues los transistores del lado izquierdo no pasaban corriente a los del lado derecho y nada funcionaba ya.

Un buen día (de San Valentín), precisamente los transistores serios se descuidaron y aproveché para ¡convertirme en ratón!. Pero entiéndame usted bien, señor, me convertí en un ratoncito de esos simpáticos para ponerse en las solapas de los sacos, no en una rata de esas desagradables y feas, y hete aquí que me fui, camine que camine hasta que llegué. Hoy me pongo a sus órdenes en la librería de Cristal de Insurgentes, me alimento con la literatura que me desagrada y la otra me está equilibrando psíquicamente. Creo que de todos modos, cuando acaben de balancearse mis transistores aquí me voy a quedar, porque sabe usted, señor, aquí estoy ¡taaaaaaaaaaaaaaan a gusto!

Flor Novoa Zazueta
No. 82, Julio-Agosto 1980
Tomo XIII – Año XVI
Pág. 197

La voz

Y entonces: Una Voz habló. De dolor, de nobleza, de bienes imperecederos, de luchas por una causa justa, de hermandad, de ayuda al prójimo y dijo también de respeto, de libertad y de indulgencia.

La humanidad entera guardó silencio sobrecogida. Cuando La Voz empezó a hablar de La Luz:

La tierra toda, se iluminó con el resplandor de luces gigantescas cuyo humo en forma de hongos se elevó hasta lo infinito.

—Y La Voz calló por toda una eternidad.

Flor María Novoa Zazueta
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 681

Yoga

Mi ejercicio de yoga lo practiqué como todos los días. Mi práctica de relajamiento se desenvolvía normalmente. Boca arriba, los pies ligeramente separados, las manos laxas con las palmas hacia arriba.

Más de repente mi concentración en el entrecejo, formó un círculo que se fue ensanchando, ensanchando: hasta convertirse en un haz de luz que me atraía irremisiblemente… Unas ansias superiores a mí me obligaron a entrar en el cono luminoso, el círculo, a medida que fui descendiendo, fue disminuyendo de diámetro hasta permitir únicamente el paso de un hombre de mi talla: delgado, bajito e insignificante.

Asomé la cabeza por el orificio y me encontré en el espacio, oscuro, misteriosos y atrayente, empecé a dar pasos gigantescos, levitando suavemente en la inmensidad.

Brinqué sobre la Luna, pasé Marte, Júpiter, Saturno. Me deleité con los frutos más raros y deliciosos de Venus. En la nebulosa de las Pléyades saludé a mis antepasados y mis descendientes corrieron presurosos a besarme la mano; exploré oquedades en Ofiuco y en la Nebulosa de Orión encontré mi imagen reproducida cien veces.

Empecé a girar vertiginosamente hasta sentirme atraído a mi lugar de origen.

El Gurú, con voz monótona, seguía dirigiendo el relajamiento.

Vestí mi traje gris rata. Me despedí cortésmente de mis compañeros. Tomé mi portafolio tan insignificante como yo y me dirigí a la tienda donde trabajo hace veinte años.

Flor María Novoa Zazueta
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 671

Mi amigo

—Haz sido amable, inconsciente, tierno y algunas veces egoísta: A pesar de esto, nos hemos llegado a cobrar cariño, ¿verdad?

—¡Callas! … sin embargo en  muchas ocasiones tu ternura llegó a conmoverme, las cosas dulces que musitaste a mi oído, me han hecho estremecer de felicidad, nunca me has tocado, pero tu presencia dentro de mi habitación día y noche han hecho que te haya llegado a querer.

—¿Recuerdas? Tu fuiste el primero en informarme de aquel trabajo, cuando en la alacena no había más que ratones flacos que habían devorado hasta las últimas migas de pan que nos quedaban. Tú me diste la nueva: Cincuenta pesos diarios, casa y comida. Te besé alocadamente y me despedí de ti.

—Volvimos a encontrarnos algún tiempo después en nuestro mismo cuartito; tu: hermético e indiferente como siempre, me diste la noticia:

—¡El murió ayer!

—Entonces no te besé; sentí odio hacia ti; aunque ahora lo reconozco; tu no tenías ninguna culpa.

—Hoy… ¡Amigo! Ha llegado el tiempo de decirte adiós. Hace tiempo estás más hermético que de costumbre, ya no oigo tus charlas; unas veces tontas, otras agradables, las más intrascendentes.

—No tengo con que seguirte pagando: De la compañía de teléfonos avisaron que vendrían a recogerte hoy por la tarde.

Flor María Novoa Zazueta
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 653

Libros

El hombre sintió que una noche más, empezaba a caer sobre la tierra. El colorido de la tarde se iba cubriendo de sombras como también su alma se encontraba en medio de ellas.

Su lucha contra la monotonía ejercida por medio de las lecturas por espacio de años y años, lo ha convertido en una persona muy civilizada, de ideas muy amplias, en una palabra: es una gente in.

Los periodos de su mente han sido evolutivos: religiosidad acendrada, anticlericalismo, libertad sicológica, ateismo, doctrinas orientales, civilizaciones perdidas.

Y luego en un afán desesperado por abarcarlo todo: Darwin, Sócrates, Freud, Lenin, Teillhard de Chardin, Paracelso, Nietzsche y así indefinidamente.

La angustia de la soledad seguía espoleando su interior, Con paso cansino se dirigió hacia su casa. Abrió la puerta de la calle y penetró en el interior. Otras veces el perrillo salía meneando la cola y lamiéndole los zapatos pero hace tres días que lo mató un carro.

Llegó a su cuarto y se desvistió maquinalmente, se acostó: tomó “El retorno de los Brujos” y volvió a dejarlo sobre la mesita de noche; abrió el último volumen de “Planeta” y lo volvió a cerrar.

Apagó la luz y se arrebujó entre las cobijas, la sensación de desasosiego era cada vez más pertinaz.

—Ni siquiera le había pasado por la mente: sintió la oscuridad de su cuarto y las tinieblas de su yo interno.

—Colocó una mano sobre su frente e inició el ritual que le habían inculcado mucho tiempo atrás:

—Por la señal de la santa cruz…

Flor María Novoa Zazueta
No. 42, Mayo 1970
Tomo VII – Año VI
Pág. 447

Mazatl

Tezcatlipoca, hermana de Quetzalcóatl, hija de Tonacatecutli y Tonacacíhuatl, está enamorada de su hermano, siente que es superior a ella y trata de competir con él en todo.

Tezcatlipoca ojos negros, profundos como la noche, boca jugosa de fruta madura, pelo negro, largo y sedoso de india nahoa, talle breve y piernas morenas y bien plantadas. Ella espía constantemente a su hermano Quetzalcóatl y con un inconciente atavismo de amazona, lo sigue, hasta los cielos que Quetzalcóatl purifica con su presencia de indio-dios y también desciende a los infiernos de la envidia y amor que siente por aquél de su misma sangre.

Quetzalcóatl compadecido, contempla esta lucha por él y contra él y la ayuda a elevarse hasta el templo de Teotlatlauhco, mansión roja del dios del fuego, a cuya entrada está con ojos permanentemente abiertos Cuetzpalin-lagartija y en cuyo interior Ócelotl-jaguar está tirando zarpazos eternamente a Cozacuauhtli-buitre, pues están condenados a vivir peleando sin alcanzarse jamás. Tezcatlipoca convierte ahí sus pensamientos en cenizas y sale acompañada de Ócelotl-jaguar que, gracias a la espiritualización de ella, se ha convertido en el hermano Mazatl-ciervo, de porte altivo y nobleza nunca vista.

De ahí la pasa al Teocozauhco-mansión amarilla del sol, donde la misión es únicamente de contemplación a la divinidad, ahí permanece muchos siglos de ochenta años, en meditación, hasta que es trasportada al Teoixtac-mansión blanca de la estrella de la tarde, de donde sale convertida en la esplendorosa y reluciente luna y en las noches en que Tezcatlipoca está en cuarto menguante, nada más alcanzamos a ver las astas del bello Mazatl-ciervo que nunca la ha abandonado.

Flor María Novoa Zazueta
(bibliografía del códice Borgia)
No. 50, Diciembre 1971
Tomo VIII – Año VIII
Pág. 567