La carretera que hizo el diablo

Ha sido una noticia muy comentada.

La radio.

La prensa.

La TV.

Se habló en todos lados.

Sólo la dependencia del ramo se concretó a tomar conocimiento del asunto y guardar silencio.

Y es que el enviado especial que anduvo recorriendo los pueblos que toca, habló con la gente de esos lugares y todos coincidieron en que esa carretera la hizo el diablo en tres noches.

A iniciativa de la prensa se formó una comisión integrada por dos ingenieros especializados en vías terrestres y un notario público.
Los ingenieros se negaron a aceptar la versión de “la mano del diablo” en esto.

En su informe se habló desde la localización hasta el riego de sello, y todo, lo mismo los acotamientos, que la sobre elevación, que las terracerías fueron hechas por alguien que domina plenamente la materia, y no es posible aceptar que los treinta y un km. de que consta, pudieron haber sido construidos en tres noches.

El notario, por aquello de las dudas cumplió con el acta testimonial y se fue a misa.

Con este motivo han surgido encendidas polémicas de las derechas y las izquierdas.

Los unos aceptando la versión en reservas, los otros riendo a carcajadas.

Pero verdad o mentira, lo cierto es que ahí está, palpable, serpenteando por las montañas como única y sólida respuesta, la carretera.

Un solo detalle que parece haber pasado inadvertido figura en el testimonio del notario, y es que la susodicha carretera parte de unos plantíos de banana, y termina en un muellecito sin nombre desde el que se ven varios barcos de matrícula extranjera.

Gustavo Meza
No. 52, Abril 1972
Tomo VIII – Año VIII
Pág. 753

Amoris causa

Conservo con afecto profundo en un pequeño cofre los bombones que me enviaste el año nuevo aquel. No los he probado y gracias a ello subsisto. No te reprocho la dosis de cianuro que contienen en la cereza del relleno, porque se que tu intención estaba llena del más sincero amor.

Yo correspondí con la bala calibre 25 que desafortunadamente te causó un intenso dolor cerca de la clavícula izquierda y que te tuvieron que extraer en cruel operación. Pero mi intención te lo juro, nunca fue esa. Se que la conservas y te lo agradezco de todo corazón.

Tengo unos pétalos en mi sagrada biblia, de las flores aquellas que te envié y que por desgracia llegaron tarde causando la muerte del joven que debió entregártelas a una hora y que por una negligencia estúpida retrasó absorbiendo todo el gas letal que contenían.

Si no hay nuevos contratiempos, espero que recibas esta misiva llena de amor y que al tocarla no sufras y reposes en espera del sueño eterno pensando con cuanto amor y sacrificio obtuve en la India estos extraños y efectivos polvos de que está impregnada.

Gustavo Meza
No 45, Septiembre-Octubre 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 720

Gustavo Meza


Gustavo Meza ingresó el año 1954 a la Universidad de Chile para estudiar psicología. Ya entonces sentía un gran apego por estudiar los comportamientos humanos, sin embargo a poco andar sintió que su verdadera vocación tenía más que ver con retratarlos. Y así comienza su carrera artística en la escuela de teatro de la misma Universidad.
El año 1973 crea su propia compañía, la que bautizó como «Teatro Imagen», que hoy tiene más de 30 años de existencia. Su carrera cuenta 25 obras de su autoría y más de 130 bajo su dirección y actualmente se encuentra en plena producción de la puesta en escena de dos proyectos: «El tío Vanya» y de la «Cantata Santa María de Iquique».[1]

La nueva cigarra

Una cigarra, enterada de los adelantos a que ha llegado la ciencia se sometió a una delicada y costosa intervención quirúrgica en Dinamarca para cambiar de sexo. La operación tuvo éxito, sólo que por un lamentable descuido el anestesista se la fumó.

Gustavo Meza
No 41, Marzo 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 255

Contrición

Señor Licenciado Agente de este Ministerio Público, vengo ante usted a confesar un asesinato para que se me castigue y condene como es de ley. El año de 1900 que muy presente tengo yo, en un barrio de Saltillo a Rosita Alvirez maté…

Gustavo Meza
No 41, Marzo 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 255

A Julio Cortázar

Puse un telegrama a Julio Cortazar en el que le decía: “Úrgeme me venda un de sus cronopios. Le ruego de decidirse fijar precio”.

Sin embargo recibí una desalentadora respuesta: “Imposible hacer operación que propone ya que estos sonme todo punto vista indispensables”.

Ante tal situación no me quedó más que lamentar en no poder cruzarlo con una de mis crimanias.

Gustavo Meza
No 41, Marzo 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 255

Eminentemente científico

Un pescador sacó de una laguna un pez raro y misterioso no clasificado aún por la ictiología, de inmensa belleza y que afortunadamente logró conservar vivo.

Primero causó sensación en el pueblo. La noticia pronto corrió, y de diversos lugares llegaron especialistas interesados en adquirir, o al menos estudiar el  raro ejemplar. Finalmente lo adquirió una firma americana para un conocido acuario.

El pez, sin nombre aún, fue sometido a estudios de científicos de diversas disciplinas.

Un zoológico lo definió como Artísticus Aquas.

Un ictiólogo dijo que era un simple C. Ornatissimus muy desarrollado.

Un neuropsiquiatra aseguró que no era sino una idea fantástica extraída de la laguna mental de un genio.

Gustavo Meza
No. 40, Enero-Febrero 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 156