La balada del juglar

No sé cómo se me desbalagaron las palabras, de la boca. Ya lo sabía yo desde mucho y sin embargo alguna comezón me soltó las riendas de la lengua… ¡Ah que´l coronel tan atravesao…! Cuando vi que estaba apretando la copa era el momento de´ver jala opa otra parte… ¡Pero qué carajo!, ¡Uno también usa pantalones manque no sián de melitar! ¡Nomás faltaba que un capricho de viejo mula me cortara las ganas de andar cantando lo que se m´iantoje!…

¡Total!, si yo nomás canto purititas verdades… Yo qu´iba saber que le´staban atinando a su ruleta… Yo recogí la trova muy lejos de´ste polvoriento pueblo; y allá donde me lo contaron no era ningún secreto… Y en demás, no es cosa que sólo a uno le haiga pasado, con eso de que cada marido se siente gallón en las corraleras ajenas y siente que en la suya sus gallinas están seguras, naiden sabe con qué zopilote pierde las pisadas… L´único que siento es no´ver traido cuete conmigo, no que m´hizo huarachearle el jarabe y escapar de´stampida… ¡Y eso sí que no es de machos!… ¡Cómo me´biera gustao que los mesmos que me vieron correr, vieran vido los ojotes cuando le barajé de cerca la cuchilla por el pescuezo!… ¡Hasta me quería regalar la pistola! L´único bueno es que yo canto purititas verdades… Y ya tengo otra d´esas de amores…

“Dícen que la linda Juana
l´esposa del coronel…
s´encontraba esta mañana
muy solita en el cuartel…

 

Roberto Oropeza Martínez (G.O.)
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 110

Roberto Oropeza Martínez

Roberto Oropeza Martínez

Roberto Oropeza Martínez

Fue discípulo de un universitario y preparatoriano digno e ilustre, Erasmo Castellanos Quinto, y como ayudante suplió al gran maestro durante tres años (1953-1955) en la cátedra de Literatura Cervantina que impartía en la Facultad de Filosofía y Letras. Oropeza Martínez inició así, el 7 de mayo de 1953, una rica y prolífera carrera magistral que hoy suma 53 años dedicados al servicio dentro de nuestra Alma Mater, específicamente en el Plantel No. 5 “José Vasconcelos”, de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP). Ese mismo año, el maestro Oropeza también ingresó como docente interino de Español en la entonces ENP Nocturna y, para 1954, formó parte del cuerpo docente fundador del Plantel No. 5 de la ENP. A partir de entonces, toda la actividad profesional de Roberto Oropeza giró en torno a la Preparatoria, en el que centró su desempeño profesional con el nombramiento de profesor titular “C” de tiempo completo. Hoy, ya como jubilado docente, es el único catedrático fundador de este plantel que continúa activo y a pie de grupo.

Durante su larga carrera en dicho plantel, ha impartido las asignaturas de Lengua y Literatura Española, Literatura Universal, Literatura Mexicana, y en 1956, recayó en su persona el decanato de la actividad estética de Oratoria al ser ésta creada en la ENP. Compartió además la experiencia de “Teatro en Coapa”, bajo la dirección de Héctor Azar, y literalmente fue actor de aquella obra, hoy legendaria y sin precedente en los anales de la historia universitaria preparatoriana. Por otra parte, impartió el Taller de redacción en el Plantel Vallejo del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) por un periodo de once años (1972-1983).

De los libros de creación literaria que el maestro Oropeza Martínez ha escrito, destacan tres obras de compilación y ensayística dedicadas a la poesía y a la persona misma del Gran Maestro preparatoriano: Poesía Inédita de Erasmo Castellanos Quinto; Erasmo Castellanos Quinto. Semblanza; y Terebinto en aroma. Semblanza de Erasmo Castellanos Quinto. Estos ensayos y una nutrida labor hemerográfica sobre su Maestro, hace de Roberto Oropeza el único estudioso que ha abordado formal y seriamente el corpus que integra el acervo literario y la persona de Erasmo Castellanos Quinto. La difusión del valor que la obra poética y la figura de Don Erasmo tiene, ha sido una de las columnas vertebrales en la actividad del maestro Oropeza desde que fue bachiller universitario y a lo largo de toda su carrera profesional y académica.

A principios de 2007 gestionó la donación del Códice original Las siete Murallas o El Castillo de la Fama, que de propia mano elaborara Erasmo Castellanos Quinto, y que su 58 sobrino, el licenciado Manuel Castellanos Arredondo, entregó a la Biblioteca Nacional de México en Entre 1997 y 1998 colaboró en la elaboración del libro La Escuela Nacional Preparatoria, raíz y corazón de la Universidad, y hacia 2003 y 2006 participó como coautor e hizo la revisión técnica del título Presencia y participación preparatorianas; ambos publicados por la ENP. Como parte de sus preocupaciones, ha publicado seis libros de carácter educativo, entre los que destacan aquellos dedicados a la Enseñanza Media Superior: Señores y señoras:…he dicho, Taller de redacción (cuya primera edición  en 1972 fue una verdadera novedad didáctica pionera en su género, logrando muy buena acogida entre la población docente y estudiantil en el CCH); Declamación. Ejercicios, técnica didáctica (tercera edición 2000); Técnica de oratoria, Taller de Lectura y redacción 1; Por los senderos del vocablo; Taller de lectura y redacción 2; Por los senderos de la ciencia.

Tiene editados cinco folletos de apoyo docente sobre temas literarios diversos: Edad Media y siglo XV, Sociedad, pensamiento y literatura; Poema del Cid, La vida inútil de Pito Pérez de José Rubén Romero; La güera Rodríguez de Artemio de Valle Arizpe y Lazarillo de Tormes. Como coautor didáctico trabajó dos volúmenes Análisis de textos literarios y Aprendiendo a aprender. La publicación de éste último, en 1974, fue la culminación del esfuerzo de cinco años, en colaboración con Óscar de la Rosa Rangel, y constituyó un innovador método de estudio en la ENP que se aplicó a todos los alumnos de nuevo ingreso en los años 1971 y 1972.

En coautoría literario-didáctica para nivel de educación media básica, participó en tres libros: Cuentos para adolescentes; Banderolas, cuentos para adolescentes, y Centzontli, cuentos para adolescentes. La obra poética del maestro Oropeza Martínez suma, hasta ahora, un total de seis títulos: Agua en el cántaro; ¡Esta poesía borracha…! Sólo para poetas buenos y para buenos poetas; En la Rueca…; Los sueños brujos de María de Yepachi; Tiempos de Papel, y A ritmo de atabal florido. Además, entre los años 1957 y 1981, editó 24 plaquetas que contienen poemas de su autoría.

Desde su etapa como bachiller en San Ildefonso, Roberto cultiva una pródiga y abundante colaboración en la hemerografía y las publicaciones periódicas netamente universitarias así como en otras de muy variado origen, alcance, objetivos y lectores (interno, institucional, local, regional y nacional). Dicho trabajo, más las referencias hemerográficas y bibliográficas a su obra y su persona superan la cantidad de 346, habiéndose impreso en por lo menos 43 ciudades ubicadas en 22 estados de la República Mexicana y en España, Venezuela, Uruguay y Puerto Rico.

Roberto Oropeza ha obtenido, a la fecha, 53 premios literarios en concursos poéticos nacionales realizados en 23 ciudades pertenecientes a 14 estados de nuestro territorio patrio. Sus discursos, ponencias, conferencias, recitales, lecturas, presentaciones, charlas, cursos, talleres, participaciones como jurado calificador en diversos certámenes de declamación, oratoria y literarios, y los homenajes efectuados en su honor, han tenido efecto y se han escuchado en 40 ciudades esparcidas en 21 entidades federativas de nuestro país y en Panamá, sumando un total de 183 actos públicos.

Entre los principales honores y distinciones a que se ha hecho merecedor, debemos mencionar que fue Académico de Número y Oficial Mayor del Colegio de Literatura, filial del Instituto Mexicano de Cultura y también Académico Numerario Fundador de la Academia de Bellas Artes de la Legión de Honor Nacional, con cargo en la Vicepresidencia en la Rama de Literatura. Fungió como delegado mexicano en los Congresos de México, Centroamérica y Panamá por la soberanía, la paz y la solidaridad internacional en Panamá (1973), en San José, Costa Rica (1975); en la URSS (1986) y en Basilea, Suiza (1993). Asimismo, fue delegado mexicano en el IV Encuentro Internacional de Poetas que se llevó a cabo en Champotón, Campeche, en el año de 1977.

Por su mística de servicio y su dimensión como Maestro; por su gran labor en la forja de generaciones del bachillerato universitario dentro de la Escuela Nacional Preparatoria, y por su calidad humana, ética y profesional, Roberto Oropeza Martínez es acreedor al Premio Universidad Nacional 2012, en el área de Docencia en Educación Media Superior (Humanidades, ciencias sociales y económico-administrativas)[1]

Adolescencia

—Mire usted, comadrita… No es que yo me de mis baños de pureza o que me espante el viento, pero le puedo asegurar que no tengo culpa de nada… ¡Si viera a mi muchachita cómo se me está secando!…

—Es la tiricia, comadre, no le quepa duda… Yo vi a la niña de mi hermana Leonor, la que vive en Veracruz, y así merito le pasaba como a la suya de usted…

—Todavía si dijéramos que tiene novio, o que no le doy de comer, o que se pescó alguna enfermedad de esas malas que secan a la gente… Pero el doctor ya la vio y dice que no tiene nada, que no le haga caso y que se le va a pasar… Pero por muy doctor que sea, él no tiene los problemas en su casa, ¿verdad?

—No, si ya se lo digo, a veces los doctores por muy sabios y estudiados que sean, no saben nada… ¿Por qué no se lo ha contado doña Edwiges? Dicen que ella le hace a eso de las brujerías…

—¡Ay, no!, ¡Ni lo mande el Santísimo Sacramento!…

—¿Y por qué no?…¡Si no le hace bien, no le hace mal!, al fin que nomás les reza y como que los persigna…

—¡No, no, no…! ¡Ni me lo diga!…

 ◊◊◊

—¿No que no comadre?… ¡Ya la vi el sábado en la “cola” de doña Edwiges!

—Pos nomás porque luego no se pensara que no hice todo lo posible… Y también me dijo de la tiricia esa… Y que la pusiera a que estuviera tirando florecitas rojas en el río… ¿Usted cree?

—Bueno, pero al menos está mejor que lo del médico ese…

—Pues sí… Siquiera la tiricia es una enfermedad conocida, no que eso de la adolescencia… y que se quita sola…

Roberto Oropeza Martínez (G. O.)
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 77