Había una vez un hombre a quien amaban porque contaba historias. Todas las mañanas salía de su aldea, y cuando volvía al atardecer, los trabajadores, cansados de haber trajinado todo el día, se agrupaban junto a él y le decían: “¡Vamos! Cuéntanos qué has visto hoy.” Y él contaba: “He visto en el bosque un fauno que tañía la flauta y hacía bailar una ronda de pequeños silfos.” “Cuéntanos más, ¿Qué has visto?”, decían los hombres. “Cuando llegué a la orilla del mar vi tres sirenas al borde de las olas, que con un peine de oro peinaban sus cabellos verdes.”
Y los hombres lo amaban, porque les contaba historias.
Una mañana dejó su aldea como todas las mañanas; pero cuando llegó a la orilla del mar, he ahí que vio tres sirenas, tres sirenas al borde de las olas, que peinaban con un peine de oro sus cabellos verdes. Y continuando su paseo, cuando llegó al bosque vio un fauno que tañía la flauta a una ronda de silfos.
Este atardecer, cuando volvió a su aldea y le dijeron, como las otras noches: “¡Vamos! Cuenta, ¿qué has visto?”, él contestó: “No he visto nada”.
Contado por Oscar Wilde a André Gide
No. 8, Diciembre 1964
Tomo I – Año I
Pág. 87