Nociones de Ataudología

Ayer fuimos a conocer los ataúdes. Los había grandes, pequeños, anchos, angostos, en tonos claros y oscuros, pero todos recordaban Ayer fuimos a conocer los ataúdes. Los había grandes, pequeños, anchos, angostos, en tonos claros y oscuros, pero todos recordaban la sociedad inglesa de los cuentos de Dickens.

Cuando descubriste que tu blusa era del mismo color morado que el forro de una de las cajas, te sentiste tan incómoda como si al lado de un enfermo, hubieras empezado a sentir los síntomas de su misma enfermedad. Por eso no insistí en que los probáramos y por temor a que, como en una pesadilla, nos cerraran las tapas y nos enterraran sin que alcanzáramos siquiera a despedirnos de los mejores amigos. Ayer fuimos a conocer los ataúdes porque no queremos sentirnos extraños cuando desaparezcan el canto de los pájaros y las llamadas por teléfono.

Gustavo Wilches Chaux
No. 94, Septiembre-Octubre 1985
Tomo XIV – Año XXI
Pág. 803