EDMUNDO VALADÉS: mester de orfebrería brevística minificcional
Por Omar David Ávalos Chávez
(Especial para Tardes amarillas)
El componedor de cuentos
Los que echaban a perder un cuento bueno o escribían uno malo lo enviaban al componedor de cuentos. Éste era un viejecito calvo, de ojos vivos, que usaba unos anteojos pasados de moda, montados casi en la punta de la nariz, y estaba detrás de un mostrador bajito, lleno de polvosos libros de cuentos de todas las edades y de todos los países.
Su tienda tenía una sola puerta hacia la calle y él estaba siempre muy ocupado. De sus grandes libros sacaba inagotablemente palabras bellas y aun frases enteras, o bien cabos de aventuras o hechos prodigiosos que anotaba en un papel blanco y luego, con paciencia y cuidado, iba engarzando esos materiales en el cuento roto.
Cuando terminaba la compostura se leía el cuento tan bien que parecía otro.
De esto vivía el viejecito y tenía para mantener a su mujer, a diez hijos ociosos, a un perro irlandés y a dos gatos negros.
Mariano Silva y Aceves
(Lauro Zavala, Minificción mexicana, UNAM, México, 2003)
1.- Concepción
La orfebrería del cuento breve, del brevísimo, radica su ciencia no sólo en la conformación y elaboración de mezclas entre materiales de distinta naturaleza, sino también en el trabajo que implica, sobre todo el corte, el recorte, la corrección, la sustitución, el perfeccionamiento en el lugar que ocupa cada palabra en la oración, el sentido que llega a conformar el conjunto que estallará en una o varias direcciones.
Este trabajo, la búsqueda del perfeccionamiento, se supedita sobre todo a la extensión textual. La orfebrería literaria cuenta entre sus filas a artesanos como Jack Kerouac, Ezra Pound, Efrén Rebolledo, Francisco Monterde, Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Mario Benedetti, Eduardo Elizalde, Juan José Tablada e incluso Alfonso Reyes y Julio Torri, mucho antes de que la extensión entrara al crisol y determinara en gran parte al género de la minificción, también llamado «cuento brevísimo».
Cultivado por Edmundo Valadés (Guaymas, Sonora, 1915 – Ciudad de México, 1994), el nuevo género requiere de la palabra concisa, particular, y quien gesta la ficción súbita debe contemplar también el gobierno de los significados que cada palabra contiene.
Concebir un cuento es primordialmente cogitizar las palabras que semantean el tema, el argumento. Valadés lo consideró en El buen cuento, un decálogo apócrifo que Javier Perucho presenta en El cuento jíbaro. Antología del microrrelato mexicano (Ficticia-Universidad Veracruzana, 2006) sobre la escritura de cuentos, donde advierte que «un buen cuento se tantea y se arrea desde las piernas de una temprana y atractiva muchacha».
Además de la historia «un buen cuento no debe incluir elementos innecesarios» y pide al cuentista: «sea usted breve».
Valadés, quien practicó también el periodismo (es autor de Excerpta, que contiene columnas suyas seleccionadas, publicadas previamente en el periódico Excélsior durante tres años), determina también como consideración que «un buen cuento debe ser conciso».
2.- Evolución
Lauro Zavala, en «El cuento mexicano en el siglo XX», publicado por Círculo de poesía. Revista electrónica de literatura (2010), expone que para 1970 aparece el cuento posmoderno, particularmente en el periodo 1967 – 1971 cuando se publican los «primeros libros donde el humor y la ironía permiten jugar con las fronteras genéricas tradicionales, y alejarse del tono solemne característico hasta entonces al tratar los grandes temas sociales y los problemas del intimismo desolador de los años 50», generación en la que se contempla a Valadés junto con Inés Arredondo, Carlos Fuentes, Juan García Ponce, Sergio Pitol, Salvador Elizondo, José Revueltas, Juan Rulfo y Juan José Arreola, entre otros.
Por eso no es de extrañar que Valadés también incluya cuentos que por su brevedad y concisión logran un alcance internacional al ser publicados en El Cuento. Revista de imaginación, publicación que dirige en sus dos épocas (1939 y 1964-94). De acuerdo con Zavala, es en la década de los años 90 cuando la minificción, «este género de la brevedad extrema, ha sido desarrollado de manera más notoria, y cuando ha empezado a recibir mayor atención por parte de lectores y editores», entre los cuales se encuentra Valadés con su revista, que a la postre se convertiría también en taller literario.
La labor del autor sonorense no se circunscribe sólo al periodismo y a la escritura de textos breves, como denota su interés por dicho género, sino que nace, también, su labor como editor: se convierte en orfebre, en editor de otros escritores y escritoras, de autores que se decantan por la brevedad.
Esto se confirmaría en El libro de la imaginación (1970), Los grandes cuentos del siglo XX (1979), Con los tiernos infantes terribles (1988), Ingenios del humorismo (1988), 23 cuentos de la Revolución Mexicana (1985), Cuentos mexicanos inolvidables (1994) y cinco tomos con los mejores textos publicados en la revista El Cuento, entre otras publicaciones.
3.- Revolución
Valadés es heredero de la tradición narrativa de la Revolución mexicana. Es también, desde nuestro punto de vista, albacea de Julio Torri y de Alfonso Reyes en particular, quienes trabajaron también con las formas breves, el primero con De fusilamientos (1915) y el segundo con «Briznas» (Anecdotario, 1968). Además de sus cuestionamientos sobre la incidencia de la Revolución mexicana en la sociedad posterior a dicho acontecimiento, Valadés, como los escritores y escritoras de la llamada Generación del 50, contempla en su narrativa sus obsesiones: «los conflictos urbanos, la soledad, la violencia, el sexo, en el hombre, el ser humano que habita como en el caso mío la Ciudad de México, porque yo soy de ahí», según describe Pedro Ángel Palau en «Sólo el Cuento y tus cuentos son eternos, Edmundo», artículo publicado en el número 564-565 de la revista Universidad de México (1998). En sí, la entrada de la modernidad en el país.
Sin embargo, su mester de orfebrería es también una poética revolucionaria: estiliza y da forma al género de la minificción tanto a nivel nacional como internacional al perfilar, como ya dijimos, la característica medular de este género: la brevedad.
Valadés, junto con Augusto Monterroso, Julio Torri y Juan José Arreola, otros insignes orfebres de la palabra, revolucionó a la narrativa, a la literatura, utilizando «un lenguaje cincelado, escueto, a veces bisémico, palabras certeras. Éste es uno de los recursos más obvios para lograr la brevedad, y uno de los más difíciles», como explica Dolores Koch en «Diez recursos para lograr la brevedad en el micro relato» en la revista El Cuento en Red (Número 2, 2000).
Así, el oficio prosístico de Valadés integra todo trabajo con el lenguaje, la elección atinada de género y palabra, y un tipo y modo en la expresión de los hechos así como su orden; un trabajo autoral que lo ubica como un maestro de la orfebrería brevística minificcional.
Dr. Omar David Ávalos Chávez: profesor de tiempo completo de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de colima.
Licenciado en Letras y Periodismo por la Universidad de Colima y Doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Concepción, Chile, con la tesis Un mito con agallas: la Odisea de la sirena en el microrrelato mexicano.
Profesor invitado a los cursos Obras Clásicas de la Humanidad, Obras clásicas de Pedagogía en Español de la Facultad de Humanidades y Arte, Universidad de Concepción, Chile, así como profesor invitado a los cursos de Traducción e Interpretación de Textos de la Literatura Universal en lengua española de esa misma institución.
Es encargado del Nodo México de la revista Litterae Internacional, Chile.
Autor de Zapping (cuentos) editado por Secretaría Estatal de Cultura de Colima.
Ha publicado artículos y análisis literarios en la revista Interpretextos, de la Facultad de Letras y Comunicación de la Universidad de Colima; en Fix100, revista hispanoamericana de ficción breve, del Centro Peruano de Estudios Culturales; la revista Atenea, de la Universidad de Concepción, Chile; en Litterae internacional, también de Concepción, en la revista electrónica El cuento en red, de la UAM Xochimilco, y en Señales: revista editada en México para Latinoamérica.
Antonio Jesús Cruz (Frías, Santiago del Estero, Argentina) Médico, escritor, investigador y periodista argentino. Ha publicado, hasta ahora, catorce libros de poesía, cuento y microrrelato. Recibió numerosos premios y distinciones y ha publicado artículos de opinión. Integra numerosas antologías y ha dictado conferencias y charlas sobre diferentes aspectos de la literatura. Ha sido jurado en varios concursos y certámenes literarios y sus textos han sido publicados por revistas culturales gráficas y virtuales de varios países. Actualmente dirige la revista Tardes amarillas (http://www.tardesamarillas.com/) y mantiene su blog Simbiosis http://antoniocruz-se.blogspot.com.ar/.
Tardes Amarillas (Revista de Cultura):“Somos un grupo de amantes del arte. Nos gustan la literatura, el cine, la pintura, la fotografía… es decir nos gusta el arte. La revista es fruto del esfuerzo de tanta gente, que hablar de Staff sería un despropósito. En este grupo hay escritores (la mayoría de ellos trabajan en otra cosa para sobrevivir), profesores de literatura, otros de nivel primario y secundario, médicos, abogados, empleados de la Administración Pública, algún periodista y hasta algunos psicólogos (al menos dos) que pintan o escriben pero, por sobre todas las cosas, hay muchos amigos, que colaboran desinteresadamente en esta aventura.”