Solución extrema

103-104 top
Negaba todo principio religioso, político y social; decían de él que era un nihilista.

Su humor tétrico y desapacible con todo, y su manifiesta aversión al trato humano, lo convertían en un verdadero misántropo.

Para más, rechazaba la autoridad de maestros, normas, escuelas y modelos; era iconoclasta.

Por lo tanto —fiel a sí mismo— un día dijo: “”¡Basta, basta y basta! ¡Estoy harto ya de este mundo!”

Y subió a bordo de una nave espacial.

Héctor Sandro
No. 103 – 104, Julio – Diciembre 1987
Tomo XVI – Año XXIII
Pág. 394

Opina