Luis Buñuel

Luis Buñuel

El 22 de febrero de 1900 en Calanda, Teruel, España, nace Luis Buñuel. En 1917, obligado por su padre se traslada a Madrid para cursar ingeniería agronoma. En la Residencia conocerá, entre otros, a Federico García Lorca y a Salvador Dalí. Se licencia en 1924 en Filosofía y letras. En 1926 Buñuel ingresa en la Académie du Cinema de París. Escribe su primer guión, para la celebración del primer centenario de la muerte de Goya (no se realizó por falta de presupuesto) en 1927. El 2 de abril de 1929 se inicia la filmación de Un perro andaluz. Dos días antes de que finalice el rodaje se incorpora Dalí e interpreta a un marista arrastrado por el suelo. A finales de ese año ambos se reúnen en Figueras para la elaboración del guión de «La edad de oro», que se estrena en Londres el 2 de enero de 1931. En 1932 Buñuel se aleja de la corriente especulativa del surrealismo, aproximándose al ala comunista del movimiento, colaborando con la Asociaciónde Escritores y Artistas Revolucionarios. En los meses de abril y mayo rueda el documental «Las Hurdes», siendo prohibido por la censura por considerarlo denigrante para España. En 1935 Funda la productora Filmófono con Ricardo Urgoiti, y estrenan «Don Quintín el amargao» y «La hija de Juan Simón». Tras el inicio de la guerra cívil española es trasladado a Francia por el Ministro de Asuntos Exteriores para coordinar misiones de propaganda. Colabora con André Malraux en «Sierra de Teruel» y con Joris Ivens en «Tierra de España». Al año siguiente supervisa el montaje de «España leal en armas», un documental a partir de las filmaciones de corresponsales de guerra. En 1941 Buñuel ingresa en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, como productor asociado en el área documental. Al año siguiente, es nombrado supervisor de documentales por Nelson Rockefeller y solicita la ciudadanía estadounidense. En octubre se publica en inglés la Vidasecreta de Salvador Dalí. La información contenida en este libro referente a Buñuel provocará un escándalo que obligará a Buñuel a dimitir de sus cargos al año siguiente. En 1945 Buñuel se traslada a Hollywood, donde coincide con José Rubia y con otros exiliados españoles. Uno de sus proyectos es el rodaje de «Los basureros de Los Ángeles», en colaboración con Man Ray. Otro proyecto será «La novia de los ojos asombrados». Trasladado a México en 1946 rueda «Gran Casino» con Jorge Negrete, que será un rotundo fracaso. En 1949 Buñuel adopta la nacionalidad mexicana. Al año siguiente rueda «Los olvidados», que fue fríamente recibida y «Susana». Del 8 de enero al 3 de febrero de 1951 filma «La hija del engaño». En abril inicia el rodaje de «Una mujer sin amor». En mayo se premia en Cannes a «Los olvidados», siendo el redescubrimiento de Buñuel. En agosto inicia el rodaje de «Subida al cielo». En 1952 comienza «En bruto y Robinson Crusoe» (en inglés y en color). Al año siguiente rueda: «El», «Abismos de pasión» y «La ilusión viaja en tranvía», y al año siguiente «El río y la muerte». En 1955 filma «Ensayo de un crimen», cuyo éxito le abre las puertas de la cinematografía francesa. En 1956 rueda «La muerte de este jardín», una coproducción franco-mexicana y «Nazarín» en 1958, que recibe la Palma de Oro en Cannes y que está a punto de valerle el premio de la Oficina Católica de Cine, a lo que contesta: Si me la hubiesen dado, me habría visto obligado a suicidarme… Gracias a Dios, todavía soy ateo. Comienza la filmación de «Los ambiciosos (la fièvre monte à El Pao)». En 1961 regresa Buñuel a España y dirige «Viridiana», recibe la Palmade oro en Cannes y los furibundos ataques del Vaticano… oficialmente desaparece la película. En 1962 dirige «El ángel exterminador», donde alude a Dalí. En 1963 dirige «Diario de una camarera» iniciándose la colaboración con el productor Serge Silberman y con el guionista Jean-Claude Carrière. En la película de Carlos Saura «Llanto por un bandido», Buñuel interpreta el papel del verdugo, y en «En este pueblo no hay ladrones» de Alberto Isaac interpreta a un cura. También en 1964 planea «Cuatro misterios», rodando: «Las Menades» (de Cortazar), «Gradiva» (de Jensen), «Ilegible, hijo de flauta» (de Buñuel y Larrea) y «Secuestro» (guión suyo). Cambia de planes y comienza «Simón del desierto», inspirándose en ideas de Lorca. Presentada en la Mostrade Venecia, obtiene el León de Plata. El rodaje de «Belle de jour» se inicia en Francia en 1966, obteniendo un enorme éxito de público y el León de Oro en la Mostra. El rodaje de «La vía láctea» tiene lugar en 1969, estrenándose en París. Al año siguiente rueda «Tristana» en Toledo. «El discreto encanto de la burguesía» se rueda en 1972, y obtiene el Oscar a la mejor película extranjera. En el mes de Junio de 1977  Buñuel termina el rodaje de su última película: «Ese oscuro objeto del deseo». El día 29 de julio de 1983 fallece Luis Buñuel Portolés en Ciudad de México a los 83 años de edad.[1]

De imaginación fuerte


Dos hombres están sentados en un prado. Uno de ellos imagina que unos anarquistas apresan al Papa, lo llevan ante un muro y lo fusilan. El otro hombre se vuelve:

—¿Qué es eso? ¿No ha oído usted unos disparos?

—Era yo —responde el primero—, que imaginaba que fusilaban al Papa.

Luis Buñuel (del filme La Vía Láctea)
No. 116, Octubre – Diciembre 1990
Tomo XIX – Año XXVII
Pág. 429.

José Barnoya

José Barnoya

Nací en la época de la dictadura de Jorge Ubico, en 1931.

Crecí con la Revolución democrático burguesa de 1944 al 54. Me opuse con otros estudiantes a la invasión gringa y a la traición del Ejército Nacional.

Desde entonces me he opuesto a dictaduras militares, civiles y de las otras. Sufrí un atentado en la época del General Lucas García, el 26 de marzo de 1980. Soy médico y escritor.

José “El Sordo” Barnoya es el hijo predilecto de La Chabela, nieto de Judas y devoto de cientos de miles de mártires guatemaltecos.

“Flaco y entelerido”. Así se recuerda, de niño, José Barnoya García, médico urólogo, escritor y huelguero vitalicio, por herencia y por convicción. Por herencia, porque su padre fue uno de los autores de La Chalana, el emblemático canto de los universitarios sancarlistas. Por convicción, porque no duda en afirmar:

“Para mí la Universidad de San Carlos es mi segunda madre y mis héroes son los 150 mil muertos de la guerra, las aldeas arrasadas y los intelectuales y políticos asesinados por el delito de pensar”.

Entrevista:

Por qué “El Sordo”?

Es un apodo irónico. Oigo perfectamente bien, pero tengo unas orejas monstruosas que no van con mi baja estatura ni con mi rostro enjuto. En el Instituto (Nacional Central para Varones) me decían “orejón”, pero en primer año de Medicina, un compañero, Francisco Sandoval, dijo: “Ahí viene el sordo”.

¿En qué año entró a la “U”?

En 1948. Estudié Medicina porque me gustó la forma en que mi papá (Joaquín Barnoya) hacía su trabajo.

¿Y por qué estudio Urología?

Tuve un jefe, Alejandro Palomo, que hacía parecer fáciles hasta las cirugías más difíciles. Además, mi padre también hizo urología.

La Huelga de Dolores lo ha marcado y enmarcado a usted…

Mi vinculación viene desde antes de entrar a la “U”. Mi familia, los Barnoya, fueron sancarlistas: mi padre, médico; mi tío Rafael, farmacéutico y mi tío Francisco, iba a graduarse de abogado, pero se fue al exilio en tiempo de Ubico. Tengo hijos sancarlistas y de esa devoción por la San Carlos me viene el amor a la huelga.

La Chabela(un esqueleto) pareciera el símbolo ideal para un país donde hay tanta violencia…

La Chabela es el primer símbolo de feminismo de los estudiantes. Es guatemalteca auténtica, con rasgos muy femeninos: la pelvis, la sonrisa y su nombre. No se llama Evelyn ni Wendy. Se llama Chabela y representa a la muerte. La misma que nos ha seguido a lo largo de 500 años.

En este país han abundado los personajes tétricos, ¿cuál es el peor?

Hemos tenido muchos. Han ido aumentando en su calidad de terror, pero pongamos, para no irnos muy lejos, a Justo Rufino Barrios, que aunque hizo la Reforma (Liberal, en 1871) hizo sufrir a los indígenas con el Reglamento de Jornaleros. Tuvimos a un Manuel Estrada Cabrera (dictador entre 1898-1920) que aunque civil, fue tenebroso. Pero los peores son los de estas últimas jornadas, en los años 1980: el general (Romeo) Lucas y después, (Efraín) Ríos Montt.

 Con espíritu de combate

 En 1954, Barnoya se unió a un grupo de estudiantes que rechazaban la tácita imposición en la Presidencia del coronel Carlos Castillo Armas. En la década siguiente, participó en la publicación que hizo su padre con un periódico quincenal, Combate, que criticaba y hacía mofa del gobernante de turno, el general Miguel Idígoras. Sólo 11 números salieron, pues la publicación era considerada casi subversiva.

¿Alguna vez tuvo que huir del país?

Nunca. Sufrí un atentado el 26 de marzo de 1980, el año en que diezmaron a la Universidad. Pero no huí por puro miedo. Además, tengo una esposa muy valiente. No hay mujer cobarde. Los hombres somos cobardes, ellas no. Ella me sacó de la parálisis y me dio ánimo.

¿Cómo fue el atentado?

A eso de las 2 de la mañana del miércoles 26 de marzo, una granada explotó bajo mi vehículo y tiraron varias ráfagas de metralla a la casa.

En esa época, bastaba pensar para ser sospechoso…

En Guatemala, casi en todas épocas ha sido delito el pensar.

¿Qué personajes pueblan su memoria?

Yo pienso mucho en los masacrados en Río Negro, Chichupac, Plan de Sánchez, las Dos Erres, aunque no los haya conocido, pero que son los verdaderos héroes de este país. También viven en mí los más allegados, en orden cronológico de muerte: Adolfo Mijangos, Manuel Colom y Oliverio Castañeda de León. Con todas estas gentes dialogo a diario.

¿Y qué les dice?

Soy católico, pero tengo un santoral especial: entre mis santos tengo a esas gentes. Los he canonizado, y me ayudan seguir adelante.

Hace 50 años fue la Contrarrevolución que derrocó a Jacobo Árbenz, ¿qué piensa de ello?

No fue revolución. Fue una asonada, una invasión. El Ejército Nacional pactó con el Ejército de Liberación y ahí fue todo.

Los habría no existen, pero… ¿Habría existido otra salida para el gobierno de Árbenz en 1954?

Yo creo que no. El gobierno de Árbenz estaba en el suelo aunque hubiera echado marcha atrás en muchas cosas. Estaba sentenciado. Estados Unidos lo había decidido así. Aún así, algunos nos opusimos.

¿En 1954?

Éramos un grupo de 33 universitarios. El 27 de septiembre de 1954, presentamos un escrito para pedir que se cancelara el plebiscito para confirmar a Castillo Armas en la Presidencia, porque el voto no era secreto, sino de viva voz. ¡Tremendo! Imagínese…

Qué miedo votar “no” frente a todos, en esa época…

Fuimos 400 quienes dijimos que no. Y es que en Guatemala traía una dolorosa tradición: por plebiscito habían hecho presidente vitalicio a Rafael Carrera y por plebiscitos se había entronizado la dictadura de Ubico.

¿Qué cosas siguen siendo las mismas en este país?

El racismo. Sigue habiendo racismo y mucho. El machismo también: acosan los maquiladores, los jefes, los abogados.

¿Cuál es la faceta más negativa que tenemos los guatemaltecos?

Al guatemalteco se le ha negado la cultura y la educación. A los políticos marrulleros les conviene que la gente sea ignorante y esta ignorancia es lo que más daño nos hace: ignorar la historia, ignorar el tanate de gente murió en las masacres.

Autorretrato hablado

José Barnoya guarda numerosas fotografías con sus padres y abuelos. También aparece como niño de primera comunión y allí no se ve que se haya comido el pastel antes de la fiesta, como en efecto ocurrió.

¿En dónde creció usted?

En la 8ª. calle y 10ª. avenida, esquina, frente a la iglesia de Santa Rosa (el antiguo palacio arzobispal de Cayetano Francos y Monroy). Mi abuelo materno, José García Sánchez, era español de Gijón, vino a Guatemala con una compañía de teatro. Aquí se enfermó. Dicen que haciendo el papel de Judas, se atorzonó con el lazo y la compañía lo dejo aquí para que se curara. Pero aquí él se enamoró, se quedó encanchinado con una señora, se casó con ella, pero se le murió. En eso llegó a trabajar con él una señora, que resultó ser mi abuela (materna). Después, mi abuelo compró una su cámara y trabajó con ella. Registró el terremoto de 1917 y los mártires del Callejón del Judío, que eran unos que conspiraron contra Estrada Cabrera, los rodeóla Policíay ellos subieron al tejado de la casa. Hicieron un pacto para matarse entre sí y el último se suicidó. Mi abuelo fotografió eso, pero al rato Estrada Cabrera mandó a pedir las fotos y los negativos.

¿Hasta cuándo vivió en la zona 1?

Hasta 1974. Aunque esa casa resistió el terremoto ya no vivimos allí.

¿Cómo era usted de niño?

Muy endeble, debilucho, flacucho, entelerido. Quizá por eso fui agarrándole gusto a la escritura. Empecé a escribir poemas.

Seguro le cayeron muchas novias gracias a sus poemas

¡Qué va! El único éxito que tuve fue con mi mujer. Yo me casé ya muy sazón, 36 años. Cuando la conocí era reina universitaria y todavía es una mujer bellísima, con una voz preciosa. Tenemos tres hijos.

¿Y cómo la conoció?

En una fiesta. Realmente no pensé que fuera a fijarse en mí, porque era una reina universitaria. Pero mire, ya llevamos 37 años felices.

Justo en ese momento llega su esposa a saludar y es cierto: tiene una dulce voz. La voz que encantó al “Sordo”.[1]

 

El salto de Alvarado


Allá por 1498, la Giralda y la Catedral de Sevilla rivalizaban en hermosura. El único defecto de la Catedral era una viga horizontal que sobresalía del campanario de una se sus esbeltas torres.

Era domingo y casi todos estaban en misa de diez de la mañana. Como los niños se aburrían con los latinajos del Obispo, se escabulleron hacia lo alto del campanario. Entre todos sobresalía uno, esbelto, largo, enteco, pelirrojo. Uno de ellos vio la viga y echó el reto: —Un churro al que se anime a recorrerla hasta la punta, y regrese desafiando el vacío—.

Sin terminar de oír la frase, el pelirrojo empezó a recorrer la viga, un pie delante, el otro atrás, sin vacilaciones. Llegó al extremo, vio al gentío allá abajo, y se dispuso a regresar. Cuando estaba a punto de alcanzar el final, alguien allá abajo lo distrajo con un grito.

Perdió pie y cayo al vacío. En el largo recorrido sintió que cruzaba el Atlántico, conquistaba tierras, diezmaba indios, preñaba indias, fundaba ciudades en nombre de un Imperio.

Maltrecho, desgonzado, malherido, fue rodeado por hombres y mujeres que habían salido despavoridos de la iglesia.

—¿Te duele algo? —le preguntó asustado uno de sus amigos. —El alma —respondió el mozalbete y expiró. El cura, cerrándole los ojos sólo pudo balbucir: —Era intrépido Pedro—.

José Barnoya
No. 116, Octubre – Diciembre 1990
Tomo XIX – Año XXVII
Pág. 426

Magias de la miopía


Mi amigo era miope y como por coquetería donjuanesca se negaba a usar lentes le pasó que una mañana que iba por la calle advirtió de pronto en el suelo y al lado suyo una cosa blanca y larga y ondulante que fluía como un arroyuelo de leche y esto despertó su curiosidad y se puso a seguir tan curioso fenómeno y así recorrió y cruzó calles y más calles y finalmente entró bajo una gran puerta a un enorme ámbito en semioscuridad donde brillaban pequeñas luces en medio de una música majestuosa y allí aparecía concluir aquel fluir de lo blanco que ahora se alzaba vertical y tomaba la forma de una figura femenina que lo cogió de la mano al tiempo que sonaba una grave y solemne voz que decía:
—Os declaro marido y mujer.

José de la Colina
No. 116, Octubre – Diciembre 1990
Tomo XIX – Año XXVII
Pág. 423