Las huellas

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Un camello exhausto se ha desplomado en mitad de la calle, frente a casa. Como pesa demasiado para transportarlo hasta el matadero, dos hombres armados de hachas lo despedazan vivo allí mismo. Los filos se hunden en la carne blanca, y la pobre bestia parece cada vez más triste, más aristocrática, más perpleja a medida que le cortan las patas. Por último sólo queda viva la cabeza, los ojos abiertos que miran en torno. Ni un grito de protesta, ni una convulsión. El animal se somete como una palmera. Pero durante muchos días el barro de la calle queda empapado en sangre, y nuestros pies descalzos dejan sus huellas en esa humedad.

Lawrence Durrel
No. 132, Enero – Marzo 1996
Tomo XXVI – Año XXXII
Pág. 71

James Baldwin

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James Baldwin

(Nueva York, 1924 – París, 1987)

 

Narrador, ensayista y comediógrafo estadounidense de raza negra cuya obra, sobre todo en las décadas de 1950 y 1960, tuvo gran repercusión literaria y política por el análisis del problema racial en Estados Unidos.

Hijo de un predicador de Harlem, el mayor de nueve hermanos, a los catorce años Baldwin atravesó una profunda crisis religiosa que le llevó a convertirse en predicador. Esta experiencia está narrada con vigor, lucidez y perfecto dominio lingüístico del material tratado, en su primera y probablemente mejor novelaVe y dilo en la montaña (1953). Sobre el fondo de la conversión del protagonista, John Grimes, se dibuja la compleja trama de las relaciones familiares, cargadas de tensiones y frustraciones.

En 1948 Baldwin se trasladó a Francia (donde permanecerá hasta 1957) a la búsqueda de su identidad como negro y como artista, lejos de las heridas producidas por el racismo norteamericano. La experiencia de la adolescencia ligada a la religión es también la base de The Amen Corner, representada por primera vez en 1955 en una universidad negra norteamericana y sólo publicada en 1968. De trazos suaves, pero construido eficazmente sobre el ritmo de un ritual afroamericano, el drama, al tiempo que expone con sarcasmo la iglesia negra y sus con frecuencia hipócritas fieles, a través del sufrimiento interior de la protagonista, Margaret, afirma la necesidad de compasión y del amor más allá de todo conformismo.

Su primera colección de ensayos (Notes of a Native Son, 1955), le sitúa en seguida como uno de los mejores prosistas norteamericanos en este género después de Emerson. Lúcido y apasionado en el análisis, Baldwin traza a partir de experiencias propias el estado tortuoso de las relaciones entre negros y blancos en EE.UU., envueltos en una espiral de odio y miedo, pero necesitados los unos de los otros.

En el plano literario, Baldwin ataca resueltamente la novela de protesta, patrocinada por su ex padre espiritual Richard Wright. La Habitación de Giovanni(Giovanni’s Room, 1956) es una novela en parte no lograda, donde Baldwin afronta el tema de la relación homosexual entre dos blancos y que culmina trágicamente con la ejecución de Giovanni, condenado por homicidio después de haber sido abandonado por su amante. La escritura resulta opaca y los personajes mal dibujados.

Tras su regreso a la patria, Baldwin publica Nobody Knows My Name (1961), magníficos ensayos en los que afronta más directamente los problemas raciales de EE.UU. Otro país (Another Country, 1962) parece confirmar su involución como narrador: ambientada en un Greenwich Village multirracial, la novela narra un complejo de relaciones, básicamente eróticas, de un grupo de personajes a la búsqueda del equilibrio y la salvación en un mundo caótico. La próxima vez, el fuego (The Fire Next Time, 1963) reafirma una vez más que su mejor terreno es el ensayo: los análisis amargos de las heridas psíquicas que padece su país se acompañan con una vibrante llamada para que blancos y negros consigan integrarse en un plano de igualdad.

En 1964 publica y pone en escena Blues para Mr. Charlie (Blues for Mister Charlie), drama fuertemente expresionista centrado en el linchamiento de un joven negro, donde Baldwin no desdeña hacer propaganda de las ideas del Black Power, entonces en alza. En Going to Meet the Man (1965), colección de cuentos de valor desigual, el ritual de la música negra permitirá a dos hermanos reencontrar una identidad común. Tell Me How Long the Train’s Been Gone (1968) cuenta la historia de amor de un actor y una actriz negros hasta el desarrollo de la conciencia política del actor.

Sobre mi cabeza (1979) se centra en la carrera de un cantante de soul y sus amores homosexuales, contada por el hermano, y que culmina trágicamente. En Blues de la calle Beale (1974), la violencia de un joven negro encarcelado injustamente aparece en contraposición al sentimiento de solidaridad que une a la familia negra. Por el mismo tiempo publica ensayos: No Name in the Street (1972), The Devil Finds Work (1976). En 1985 aparece la colección completa de sus ensayos: The Price of the Ticket: Collected non-fiction 1948-85. El silencio de sus últimos años quizá fue indicativo de las mayores dificultades que su talento provocador pudo tener para hallar nuevas inflexiones dentro de su tono ardientemente profético[1].

 

 

[1] http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/baldwin_james.htm

La ciudad y la noche

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La ciudad es como una experta prostituta: la noche va y viene sobre ella, se muestra indiferente ante su aproximación y sigue inalterable cuando se desvanece…

Solamente la ciudad ha encontrado un medio para entenderse con la noche, y ese medio es la indiferencia; acaso, por ello mismo, la noche es tan cruel en la ciudad y tan voluptuosa en los campos.

James Baldwin
No. 132, Enero – Marzo 1996
Tomo XXVI – Año XXXII
Pág. 69

El templo

Redoblan las campanas, que majestuosas dan aviso del ofertorio próximo a celebrarse. El pueblo queda sumergido un instante en el eco del dulce sonido, a la vez, cientos de palomas abandonan el campanario, envolviendo el cielo con sus cuerpos frágiles.

El día iba a transcurrir como siempre, los señores es sus respectivos trabajos y las mujeres en el mercado, o comadreando en la esquina, al mismo tiempo que vigilan a sus hijos quienes juegan en el laberinto de callejuelas empedradas. Esta normalidad fue bruscamente interrumpida al desencadenarse un terremoto. La gente empezó a correr desesperadamente sin sentido hasta que alguien gritó:

—¡A la iglesia! ¡Vamos a la iglesia!

Las personas que pasaban por ahí, se detuvieron y exclamaron:

—¡Sí!. ¡protejámonos en la casa de Dios! —y así, todos se dirigieron al templo, mientras pensaban:

—¿Qué se atrevería a tocar el hogar de Cristo?, ¡nada! Tal vez Dios hizo que temblara para salvar únicamente a los buenos, ya que el bueno se refugia en su casa y ésta jamás será destruida. ¡Ay! Padre nuestro… ¡sálvanos!. —La gente corrió hacia la iglesia. En un momento todo el pueblo yacía orando dentro del templo, la tierra aún rugía. Minutos después un silencio aterrador se apoderó de las calles, vacías e intactas al igual que todas las construcciones del poblado excepto la iglesia, pues ésta quedó reducida a escombros y todos murieron.

Un grupo de hermosas palomas blancas se posó en los cuerpos ensangrentados… Dios se hizo presente.

Rex Felipe De la Concha
No. 132, Enero – Marzo 1996
Tomo XXVI – Año XXXII
Pág. 66