Crimen pluscuamperfecto

El protagonista amaba a su autor. Hoja tras hoja, capítulo tras capítulo había recibido de él todo lo que un protagonista pudiera desear: inteligencia, posición, fortuna, un físico envidiable y por último una esposa bellísima.

Pero en un buen capítulo fue traicionado. Su esposa le era infiel (lo engañaba con otro) y el autor le daba pretextos y oportunidades.
El protagonista, desconcertado, esperaba de una página a otra el momento de la venganza, pero en su lugar vinieron no sé qué tonterías de perdones y reconciliaciones.

Antes del punto final el autor situó al protagonista en un idílico acantilado que este utilizó para deshacerse de su esposa en cuanto quedaron solos.

Después, el protagonista recorrió lentamente las páginas hacia atrás, hasta que encontró un tiempo y un lugar sin testigos y en el que el autor no esperaría encontrarlo al releer el manuscrito.

Ahí, el protagonista, se sentó cómodamente con una pistola al alcance de su mano, a esperar el encuentro definitivo con el autor.

María Soledad Arellano
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 623

Inocente

Alta, uno setenta le calculo, apiñonada; el bikini, muy mini, revelaba senos orgullosos, cintura fácil de abarcar con medio abrazo, glúteos que tan fácilmente cubriría con mis manos, unas piernas bien torneadas, un caminar cadencioso. Todo eso admiraba cuando de pronto sentí un pellizco en el brazo y la pregunta inocente de mi esposa: “¿Qué le ves?”.

Rodolfo Farcug
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 619

Amor a primera vista

—¿Cómo conociste a tu novio? ¡Anda, cuéntame!

Fue el invierno pasado, durante la decimoquinta inversión térmica; iba por la calle, casi desmayo a causa de la contaminación, cuando… él, caballerosamente, me cedió su tanque de oxígeno; nuestras miradas se cruzaron y… así empezó todo.
 
María Elena Solórzano
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 618