Un lunes un ángel

En la plazoleta de Trejo y Caseros encontré un ángel muerto, tirado sobre un banco, con las alas plegadas. Montando guardia los perros vagamundos le velaban.

Y las campanas dela Iglesiade enfrente no tocaban a duelo. La gente pasaba apurada, era lunes, cuando marcando tarjetas las piernas corren a las agujas del reloj. Y no era cuestión de perder el tiempo por un ángel muerto, algo tan común después de todo.

Ricardo G. Espeja
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 727

Waldemar Noh Tzec

Waldemar Noh Tzec nació en Calkiní, el 7 de septiembre de 1949.

 

Se graduó como profesor de Educación Primaria en junio de 1969 y como profesor de Lengua y Literatura Españolas, en la Escuela Normal Superior de México, en agosto de 1980.

Ha publicado Manual de Poesía Plástica Coral en Movimiento (colectivo, 1978), Poemas desde el rincón celeste (colectivo, 1984), Imarginaciones (Narrativa breve. Colectivo, 1986), Décimas de literrealidad (colectivo, 1990), Tumben Ik’ Tanil Ich Maya Tan (Colectivo. Valencia, España, 1994), Noj Bálam (1998) y Diaria Avis (2001).

Fue director de las revistas literarias Cal k’ín (1992-94) y Kin lakam (1995), ambas de Calkiní.

Radica en Chiapas, donde es subdirector de una escuela secundaria (2001).

Concurso

En el concurso participaban una científica y una jovencita. El motivo era estudiar a un adolescente superdotado. Ganaría quien utilizara el menor tiempo.

El certamen comenzó. Y mientras la mujer de ciencia colocaba al muchacho, con parsimonia, aquel novedoso casco electroendocefalométrico para verificar su C.I., la jovenzuela rápidamente le despojó de pantalón y calzoncillo.

El jurado calificador, aún con azoro, inapelablemente declaró triunfadora a la muchachita.

Waldemar Noh Tzec
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 726

Demagogia

Margarito Carbajal murió en el último atardecer del invierno, mientras una lluvia tierna mojaba sus galones de general sin batallas. Quienes lo conocieron en el sigilo de su agonía, vivieron a contarme que pereció de nostalgia esperando que la Reforma Agraria le diera un pedazo de tierra, para sembrar frijol y maíz, afirma la leyenda que falleció congelado en el umbral de la primavera, sentado sobre la misma roca en la cumbre de la montaña, donde aguardó con fe inquebrantable el cumplimiento de la promesa.

Pobre Margarito, lo mató la demagogia.

David Rangel Tapia
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 722